jueves, 29 de octubre de 2020

«Solo vendemos 2 o 3 euros»

Son las seis de la tarde en pleno centro de Madrid y las aceras de la calle Mayor, repletas hace apenas ocho meses, dejan espacio ahora para un puñado de transeúntes nacionales que se atreven a pasar por allí. La imagen es desoladora. Las tiendas, acostumbradas al bullicio, acogen con gentileza a los pocos que se acercan. Los bares sostienen entre el silencio su agonía y Madrid, en general, languidece. La pandemia ha afectado a todos, pero, en especial, al pequeño comercio y a la hostelería, que vive, en gran medida, del turismo. El Ayuntamiento de Madrid anunció ayer un nuevo paquete de medidas para intentar paliar esta situación. «Aquí lo hemos notado muchísimo», relata, entristecido, Juan, que trabaja en Casa Toni desde 1992. «Esto era un sitio de muchísimo movimiento y mucho personal» –señala a un par de jóvenes que se toman una caña mientras charlan– «los abuelos de esos chicos ya venían aquí. Ahora, apenas nada. Solo estamos tres y dando gracias», se lamenta. Entre los taburetes de esta taberna, que lleva abierta desde los años 50, se han gestado cientos de historias que ahora, «si no se toman medidas», podrían ver su fin. Respecto a las nuevas ordenanzas fiscales, este veterano camarero ve algo de luz: «Me parece muy bien porque necesitamos ayudas. Ya sea por parte de Madrid, de Europa o de Donald Trump», bromea, con la esperanza de poder encontrar algo de color entre tanta tragedia: «Esto es la ruina», sentencia. En la misma sintonía se encuentra el comercio, en especial las tiendas de souvenirs, con las que el virus se ha cebado particularmente. Ibrahim regenta, junto a sus dos hermanos, un establecimiento de este tipo en la calle Postas, desde hace ya doce años. Y dice no haber visto nunca nada igual. «Lo que estamos pasando ahora es terrible. Solo vendemos 2 o 3 euros al día. No se vende nada», confiesa el joven, desesperado. «Es un cambio radical que estamos sufriendo muchísimos. Antes en un día podíamos ganar entre 800 y 900 euros. Ahora eso es imposible. Pero aquí seguimos aguantando... A ver hasta cuándo podemos continuar», determina el comerciante, que se resiste a echar el cierre, aunque su esperanza se ve resentida. «Somos tiendas turísticas. Los más perjudicados. Está bien que nos bajen el IBI pero aún así no llegamos. Hacemos de caja al mes lo que hacíamos antes en un día. Es muy triste ver todas las tiendas cerradas del centro. Estamos perdiendo muchísimo dinero y es una situación muy difícil. Hasta que no regrese el turismo de nuevo y se vuelva a activar el país, no nos vamos a recuperar. Ni de un día para otro. Hemos hecho mucho esfuerzo para nada», comenta, apesadumbrado. Respecto a la rebaja fiscal, José Antonio Aparicio, presidente del gremio de restauradores de Plaza Mayor, señala a ABC que «es un balón de oxígeno que ayuda. Estamos en locales céntricos, de valor elevado y alto IBI. Así que es bueno para todos», y puntualiza: «Siempre que el propietario lo repercuta al arredantario». También María, dueña de un pequeño comercio de ropa, ve la viabilidad de su negocio seriamente comprometida: «Casi más del 70 por ciento son pérdidas. Hay tardes que me he ido a casa con 60 euros. Ojalá que nos ayuden de verdad porque esto es una pesadilla». Solo una buena temporada de Navidad podría cambiar el destino de estos comercios en peligro y permitir su subsistencia.

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