Pedro Sánchez reconoció el viernes, por primera vez, el número «real» de contagiados por coronavirus en España: tres millones, muy lejos del millón que sigue siendo el dato oficial de Sanidad. Sin embargo, el presidente del Gobierno se resiste a aceptar de forma pública que el número real de fallecidos es bastante más elevado que el reconocido de forma oficial. Desde el inicio de la pandemia, los fallecidos superan los 61.800, según el exceso de mortalidad que reflejan los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). El Gobierno solo reconoce un total de 34.752. En la evolución de ese exceso de mortalidad, que recoge el número de fallecidos por encima de los estimados en función de la media de años anteriores, se observa cómo en julio empezó la segunda ola de la pandemia, con un pico muy claro al final del mes. Desde el inicio de esa segunda ola, el número de fallecidos es de 14.357, según el exceso de mortalidad, calculado a partir de los datos aportados por los registros civiles de toda España. Ese es el dato «real», porque según la estadística oficial, el número de fallecidos por coronavirus desde el 6 de julio, punto en el que se sitúa el inicio de la segunda ola, sería de 6.364 personas. Es decir, hay cerca de ocho mil víctimas mortales que siguen sin tener un reconocimiento oficial en esta segunda ola. A la hora de fijar el número «oficial», Sanidad tiene en cuenta los fallecidos que se hicieron una prueba PCR antes de morir y dieron positivo. El pico más alto El desfase entre los datos oficiales y reales sigue siendo una de las críticas que la oposición dirige al Gobierno de Sánchez, al que acusan de «soberbia» al negarse a aceptar la magnitud de la tragedia. En la curva de la segunda ola se observa cómo el número de fallecidos a la semana se sitúa por encima de los mil, a falta de que los registros civiles envíen los últimos datos actualizados al INE. El pico más alto se alcanzó en la última semana de julio, con casi 1.500. No obstante, está muy lejos del pico máximo de la primera ola, que se registró en la primera semana de abril, con un total de 12.577 muertos. Fueron los días más oscuros del confinamiento. La semana anterior, la última de marzo, también se superaron las 11.000 víctimas mortales, según el exceso de mortalidad calculado a partir de los datos del INE. El índice de mortalidad (fallecidos por cien mil habitantes) es claramente inferior en la segunda ola, aunque haya más contagiados diagnosticados. En la primera parte de la pandemia, ese índice fue de 102,92, mientras que en la segunda ola ha caído a 30,33. Desde julio, el índice más alto corresponde a Aragón, con 66,37, más del doble que la media nacional. Le sigue Castilla y León, con un índice de mortalidad de 63,51. La Rioja y Extremadura también se sitúan muy por encima de la media en ese dato de mortalidad. La Comunidad de Madrid, pese a estar siempre en el foco de la polémica, tiene un índice de 24,93. Cataluña también registra un índice de mortalidad por debajo de la media nacional: 28,95.
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