Iñigo Urkullu y Andoni Ortuzar desvelaron ayer el «membrete» de su campaña para las elecciones vascas del 12 de julio: «¡Saldremos!», alentaron los nacionalistas frente al nebuloso horizonte que se atisba a causa del coronavirus. Precisamente esta semana el Ejecutivo autonómico vaticinaba un desplome del PIB del 8,7%, así como la pérdida de en torno a 68.000 empleos por los efectos de la crisis sanitaria. «No éramos tan guays, tan guapos y tan fuertes como pensábamos», concedió el presidente del PNV, que rápidamente matizó que no se refería «expresamente a Euskadi». Para los retos económicos y sociales a los que se enfrenta la autonomía tras la crisis del Covid-19, los líderes nacionalistas se presentaron este sábado en Bilbao con el esbozo de un Plan Nacional Vasco -comparte siglas con el partido porque «van a ser lo mismo», apuntó Ortuzar- tejido entre Urkullu y los diputados forales. Pero la baza más importante del PNV de cara al 12-J vuelve a ser su influencia sobre el Gobierno de Pedro Sánchez, al que en las últimas semanas ha sonsacado una larga lista de promesas a cambio de su apoyo en el Congreso. Entre ellas, la cesión de la gestión del Ingreso Mínimo Vital (IMV) a los Gobiernos de País Vasco y Navarra, lo que abre a su vez una ventana al traspaso en un futuro del régimen económico de la Seguridad Social. Esta semana, los nacionalistas amarraron también su «autogobierno» aún en el caso de que se produzca un rebrote del coronavirus y avanzaron en la negociación de las más de 30 carteras que solicita el Gobierno de Urkullu. El propio lendakari lo resaltó tras la Asamblea Nacional: «¿Por qué estamos en pie? Porque hemos construido un modelo de autogobierno sólido», celebró. El Ejecutivo de Vitoria ha logrado ponerse a rebufo de los acuerdos con Moncloa para evitar el desgaste de cuatro años de cogobernanza con el PSE que no han estado exentos de polémicas, desde la tragedia del vertedero de Zaldívar hasta algún que otro incendio por corrupción, incluida la sentencia del «caso De Miguel». Tripartito de izquierdas Nada de ello parece haber pasado factura a la formación nacionalista, que a tenor de las encuestas el 12-J podría incluso mejorar sus resultados de 2016 y alcanzar la mayoría absoluta con el PSE. Si no se reedita esa alianza postelectoral no será por los socialistas, que prefieren ir de la mano del PNV a los «experimentos de otras izquierdas», en referencia a la iniciativa de Podemos para conformar un tripartito con EH Bildu. La candidata morada a lendakari, Miren Gorrotxategi, insistía ayer en ese acuerdo a tres bandas a pesar de los rodeos de los batasunos a la hora de condenar el ataque al domicilio de Idoia Mendia, secretaria general del PSE: «Los vascos quieren que lleguemos a un consenso», aseguró en un acto en un Durango la dirigente de Podemos, un partido que se encuentra en pleno proceso de primarias para elegir coordinador autonómico. En mitad de la marejada política presentó también este sábado sus credenciales la coalición de PP y Cs, encabezada por el popular Carlos Iturgaiz, que se presenta a la campaña como el «dique de contención» frente al proyecto de «Urkullu y Sánchez».De España https://ift.tt/3dZyPjz
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