
El día en que Lilian Thuram levantó la copa de campeón del mundo en Saint-Denis Marcus ni siquiera había soplado sus primeras velas. El pequeño había nacido en 1997 en Parma, la ciudad a la que su padre había llegado procedente del Mónaco, prolegómeno de lo que terminaría siendo un traspaso récord para un defensa, más de 36 millones de euros desembolsados por la Juventus de Turín en el verano de 2001. Cinco años más tarde, el robusto central terminaría jugando un par de temporadas en el Barcelona, el club que, en una de esas casualidades del destino, terminaría uniendo el lema del conjunto catalán con el modo de entender el fútbol de los Thuram. Del «Més que un club» azulgrana...
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