La euforia de las tropas españolas lideradas por Leopoldo O’Donnell, que acababan de vencer a Marruecos en la Guerra de África, las llevó a acampar a las puertas de la capital en 1860. Se asentaron en la desaparecida Dehesa de Amaniel con el objetivo de realizar a continuación una entrada triunfal en Madrid. Pero ese gran acto nunca llegó a producirse. Aquel acuartelamiento temporal se tornó en un asentamiento permanente, cuya evolución, 160 años después, ejemplifica hoy las dos almas de la ciudad: el progreso del distrito financiero, en Azca, y el hervidero de vida que brota en torno a la calle de Bravo Murillo, la columna vertebral del distrito. Con el objetivo de aunar toda esta historia y tradición, la... Ver MásDe España https://ift.tt/31jg0Xe






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