
A falta de sustanciar un par de trámites parlamentarios, la coalición de Gobierno ha alcanzado con la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado la herramienta con la que dominar los tiempos de la legislatura. Ya desde hace semanas que los diferentes actores políticos interpretan estas cuentas como el punto clave en el que Pedro Sánchez, que no tiene una mayoría en contra en el parlamento, podrá gozar de mayor autonomía respecto a sus socios de coalición. Incluso ministros que no han tenido choques directos con Podemos, que son los menos, o dirigentes que defienden fervientemente la unión con los de Pablo Iglesias corroboran este diagnóstico. Por supuesto lo hacen los que mantienen abiertas discrepancias con sus socios. Y que anhelan ver a un presidente del Gobierno «con más margen de maniobra», en palabras de uno de ellos. Pero el socio minoritario del Ejecutivo se revuelve contra esa nueva realidad que viene a presentarlo como menos necesario a partir de ahora. En público y en privado Pablo Iglesias está insistiendo en las últimas semanas en la necesidad de normalizar las discrepancias, en atribuirlas a una nueva cultura de coalición y en asumir que no dejarán de producirse. En el entorno del vicepresidente segundo corroboran que van a mantener la presión, porque saben que la clave del equilibrio de poder a partir de ahora dependerá de hasta dónde aumenta la capacidad de resistencia de Sánchez respecto a las presiones de Iglesias. Y en este sentido el equipo del vicepresidente segundo y sus ministros, con Yolanda Díaz como buque insignia, van a concentrar sus batallas en el área económica del Ejecutivo. Allí no solo se enfrentan con la vicepresidenta tercera, Nadia Calviño, aunque en Podemos reconocen que les viene bien que ese choque en ocasiones se haya magnificado. Porque no es solo Calviño quien suele enfrentarse a los planteamientos de los ministros morados. En ese punto cobra especial relevancia la titular de Hacienda y portavoz, María Jesús Montero, que pasaba hasta la conformación de la coalición por ser una interlocutora preferente con Podemos y que ahora «ha decepcionado» a esa formación. En este final de año la batalla se está centrando en el alza del Salario Mínimo, la prohibición de desahucios, la prohibición de cortes de suministros o los límites al precio del alquiler. «Estamos en una pandemia. Si el programa de Gobierno sin ella lo llevaba, el Gobierno con pandemia tiene que hacerlo ya», explican. La pelea por sacar adelante un plan de rescate al sector Horeca, que no traslada un choque exclusivo entre PSOE y Podemos, también lleva semanas pendiente. Y por ahora los de Iglesias no tienen intención de dejar de dar la batalla: «Hay demasiados incumplimientos del PSOE sobre lo firmado en temas muy importantes», se quejan en la parte morada del Gobierno, donde siempre enarbolan el acuerdo de Gobierno: «El problema no es la relación entre partidos, sino la relación del PSOE con cumplir lo firmado», insisten. Podemos está manteniendo la presión en este área porque sabe que es la única en la que le puede dar réditos al haber sido apartado de la gestión de otras materias. En el entorno del vicepresidente segundo explican que no tienen margen de acción en cuestiones de Defensa, Interior o la cuestión de la Monarquía, en las que «Podemos tiene que tragar». Como sucedió con el nombramiento de Dolores Delgado o en la ratificación de José Félix Tezanos. «En el día a día tragamos muchas cosas aunque no se cuenta para poder dar estas batallas», dicen.
De España https://ift.tt/2KpfOgt
0 comentarios:
Publicar un comentario