
Miquel Iceta presiona al Gobierno para que no conceda los indultos a los condenados por sedición antes de las elecciones autonómicas en Cataluña, al considerar que la medida de gracia perjudicaría electoralmente al PSC. Iceta guarda el recuerdo del mes de diciembre de 2017, cuando con sólo mencionar que la solución para encarcelados y fugados acabaría siendo el indulto, vio cómo se frenaba en seco la tendencia alcista de su candidatura. ERC, lo mismo que Pujol en 1993, ha establecido su interlocución con el Gobierno y con el PSOE, puenteando a los socialistas catalanes. Gabriel Rufián negocia con Iván Redondo y con Jaume Asens. Iceta no se fía de ERC y es pésima su relación personal con Oriol Junqueras. El exvicepresidente de la Generalitat conoce las maniobras del candidato del PSC pero espera que prevalezca su pacto con los representantes de Sánchez y de Iglesias. Iceta, que aspira a ganar el 14-F, tiene dos objetivos principales. El primero es confundir las expectativas electorales de los republicanos, que lideran todas las encuestas, y la segunda es capitalizar el voto del desencanto de Cs, que según los sondeos perderá cerca de 20 diputados, que podrían ir a parar al PP o a Vox si el PSC se posiciona en favor de los indultos o simplemente se hacen efectivos antes del 14-F. Redondo y Rufián, como parte de la negociación presupuestaria, pactaron que los indultos serían concedidos entre el 15 de diciembre y Reyes, para que los condenados pudieran pasar la Navidad en casa. El jefe de Gabinete de Pedro Sánchez ve bien las fechas navideñas, en la confianza de que los españoles estarán más pendientes de sus reuniones familiares que de los acontecimientos políticos. Del mismo modo, considera que los que de un modo más contundente se opongan a la medida serán parte de los votantes del PP, que se marcharán a Vox, lo que favorece todavía más que Pablo Casado no optimice los votos de la derecha y el PSOE pueda volver a ganar las elecciones. Como en La Moncloa El PSC, cuyos votantes de toda la vida son mayoritariamente favorables a la salida de la cárcel de los líderes independentistas, interpreta que la decisión daría alas a ERC, que podría compensar las deficiencias de Pere Aragonès como candidato con un Junqueras en libertad e implicado en la campaña. Las dificultades personales entre Junqueras e Iceta, y la experiencia de éste último con los republicanos, «que te lo prometen todo y luego toman sus decisiones única y exclusivamente en virtud de su guerra fratricida con Convergència», han motivado la beligerancia de los socialistas catalanes contra lo que Gobierno y ERC pactaron a cambio del apoyo parlamentario de los independentistas durante toda la legislatura. La idea de ambos es replicar en la Generalitat lo que sucede en el Gobierno: Sánchez gobierna con el apoyo externo de los republicanos, Aragonès podría hacer lo propio con el apoyo, también externo, del PSC, forzado por el PSOE y en contra de sus intereses. Las presiones de Iceta son considerables, y Sánchez ha sido hasta ahora sensible a las demandas de su lugarteniente en Cataluña, pero valora más su continuidad en La Moncloa, que depende de los republicanos, que la suerte que pueda correr el PSC. De todos modos, Redondo es consciente de que ERC ha fiado su estrategia al acuerdo y al rechazo de la unilateralidad, por lo que sería admitir que su apuesta era equivocada si de repente rompieran su acuerdo con el Gobierno; así, no es descartable que, al más puro estilo de los republicanos, Sánchez haga lo contrario de lo que se comprometió con cualquier excusa. Podemos es partidario de que los indultos se produzcan en las próximas fechas. Asens dijo ayer en TV3, en este sentido, que estaba «perdiendo la paciencia» con su propio Gobierno.
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