
El apoyo de los socios «Frankenstein» del Gobierno a los Presupuestos Generales del Estado tenía un precio contante y sonante, que se tradujo en forma de enmiendas por un valor de 431 millones de euros. De esa cantidad, un total de 10,5 millones fueron dirigidos a Bildu para conseguir el respaldo de sus cuatro diputados. Eran perfectamente prescindibles, pero Pedro Sánchez quería que toda España viera que la formación heredera de Batasuna pasaba a ser uno de sus socios preferentes, con la bendición de Unidas Podemos. Pablo Iglesias alabó la «responsabilidad» de los proetarras y los situó ya en la «dirección del Estado». Los gobiernos en minoría suelen utilizar la tramitación de los Presupuestos para lograr más apoyos a través de cesiones en forma de enmiendas. Este año, las modificaciones introducidas en las cuentas públicas que presentó el Ejecutivo han costado 3.345 millones de euros. Es el precio pagado por Sánchez para tener por fin sus Presupuestos y poder jubilar las últimas cuentas de Cristóbal Montoro y Mariano Rajoy, que ha tenido heredadas hasta ahora. Es cierto que una buena parte de esa cantidad fue aprobada por el Congreso a pesar de los partidos del Gobierno, que no pudieron impedir que salieran adelante por la mayoría de votos que se sumaron en la Cámara. Ocurrió, por ejemplo, con la enmienda que impulsó ERC para destinar 1.500 millones de euros a empleo industrial en zonas de pérdida de tejido, algo que respaldó también el PP, pero no los partidos de coalición. Pasó lo mismo con otra enmienda del grupo de Gabriel Rufián para invertir 566 millones en dependencia, algo que también apoyaron los populares, pero no las formaciones políticas que forman parte del Gobierno, y que no tenían en sus planes ese gasto. Las enmiendas que pactaron los socios del Gobierno –los que le apoyaron en la investidura y en la moción de censura– con la coalición tienen un importe superior a los 431 millones de euros. Es la «factura» que partidos como ERC, el PNV o Bildu pasaron al Ejecutivo a cambio de poder contar con su voto afirmativo en los Presupuestos de 2021. En el caso de Bildu, sus enmiendas tuvieron un precio de 10,5 millones de euros en total. Es decir, el apoyo de cada uno de sus cuatro diputados a los Presupuestos de Sánchez tuvo un coste de 2,6 millones de euros. Fueron cinco modificaciones las pactadas por la formación heredera de los proetarras con el Ejecutivo, dos de ellas relacionadas con Navarra, y las otras tres con el País Vasco. Relación privilegiada Más allá del montante económico, el pacto del Gobierno con Bildu fue claramente estratégico y selló una relación privilegiada del grupo parlamentario que encabeza Mertxe Aizpurua como portavoz con la coalición del PSOE y Unidas Podemos para el resto de la legislatura. Desde la oposición han remarcado que el Gobierno no necesitaba el voto de los cuatro diputados de Bildu para sacar adelante los Presupuestos. Su pacto, pues, va más allá de la coyuntura y supone la consolidación de la «alianza Frankenstein» que llevó a Sánchez a La Moncloa. Las enmiendas pactadas por el Gobierno con ERC tuvieron un coste de 144,1 millones de euros. Su respaldo sí fue determinante para dar luz verde a las cuentas, al contrario de los votos de Bildu. Y su precio tuvo que ser más caro también. El voto de cada uno de sus 13 diputados, por tanto, «costó» al Ejecutivo 11 millones de euros. Una buena parte del contenido de sus enmiendas está relacionado con las infraestructuras ferroviarias en Cataluña. Los cuatro diputados del PDECat lograron pactar con el Gobierno enmiendas por un importe total de 7,28 millones de euros. Cada uno de los votos de este partido tuvo un coste de 1,82 millones de euros. Aquí se ve dónde está la fuerza del independentismo catalán ahora mismo, más cerca de ERC que del partido heredero de Convergència, que tiene a Ferran Bel como portavoz en el Congreso. Junts, en cambio, rechazó los Presupuestos, pero arrancó una enmienda de 800.000 euros con el voto en contra de los partidos del Gobierno, destinados a la Comisaría de Santa Eugenia de Gerona. El precio del PNV Uno de los apoyos nacionalistas más caros para el Gobierno fue el del PNV. Las enmiendas pactadas entre el grupo de Aitor Esteban y el PSOE costaron 103,81 millones de euros. El precio de cada uno de sus seis votos superó así los 17,3 millones de euros. El récord corresponde al único diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, aliado también del Gobierno de coalición. Pactó enmiendas con el Ejecutivo por valor de 115 millones de euros. Se trata de planes de empleo e infraestructuras, previstos de antemano, que el PSOE permitió que se los adjudicase este partido como premio por su fidelidad.
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