sábado, 3 de octubre de 2020

Marios Sotos, torero: «Mañana es tarde»

Mario Sotos (La Hinojosa, 1992) es el único torero que ha tomado la alternativa en España en tiempos de pandemia. Lo hizo el domingo en Castellar de Santiago, con el mexicano Calita de padrino y Fernando Tendero de testigo. Sotos se doctoró con «Piñonate», de la ganadería de Santa Ana, al que cortó dos orejas, y también logró otra más del sexto de la tarde, un sobrero de Virgen María. «Hay momentos en la vida que mañana es tarde. La planificación que tenía era haberla tomado en San Clemente en abril, pero...», cuenta a ABC por teléfono desde Albacete, la ciudad en la que vive «desde los 13 ó 14 años» y en cuya escuela taurina se fogueó. Pero, decía el torero. Pero apareció el coronavirus y todo se suspendió. O aplazó, en el mejor de los casos. La corrida de San Clemente se iba a haber celebrado en agosto, pero el Ayuntamiento «se echó atrás» en el último momento por la situación sanitaria. Después le ofrecieron doctorarse en Caudete y pasó lo mismo. Y más tarde en La Roda, con el cartel ya anunciado, y la historia se repitió. Y, por fin, al quinto intento, el empresario José Montes organizó la corrida de Castellar y Sotos cumplió un sueño. El torero nacido en La Mancha conquense cambia de escalafón tras actuar en 35 novilladas picadas. Su trayectoria ha sido muy irregular, pues pese a debutar con caballos en el año 2013 no fue hasta la pasada temporada cuando explotó. En total, realizó 19 paseíllos, conseguidos en buena parte gracias a un festival en Calatayud en el que estuvo «muy bien» y cortó un rabo. De esas 35 novilladas, sorprenden las cinco que ha matado de Monteviejo (el hierro de Victorino Martín para los festejos menores), además de otras de ganaderías con fama de duras como Marqués de Albaserrada, Dolores Aguirre, La Quinta o Prieto de la Cal. «Soy de los que piensa que un torero tiene que matar todo tipo de encastes. Hoy en día el aficionado se queda con las ganas de ver a algunas figuras matar otro tipo de ganaderías como pasaba antiguamente», afirma.  De momento, los toros le han respetado. Apenas tiene dos cicatrices. El verano pasado en Las Navas del Marqués sufrió una cornada interna en el muslo derecho de la que se enteró al quitarse el vestido, y en julio de este año fue herido en el muslo izquierdo mientras toreaba un novillo en la ganadería Hermanos Merenciano Ruperto de Elche de la Sierra. Sotos, que no tiene apoderado ni reza antes de salir al ruedo, dice de sí mismo: «Me gusta torear con pureza, con naturalidad, largo, por abajo. Algunas veces sale y otras no». 

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