De suministrar bocadillos y refrescos a los insistentes activistas independentistas que con nocturnidad durante meses bloquearon la avenida Meridiana de Barcelona –una de las principales vías de entrada y salida de la ciudad–, a convertirse en la diana del odio y la furia de la extrema derecha secesionista. El establecimiento en cuestión es una franquicia de una cadena de esas panaderías cafeterías que casi monopolizan la venta al por menor de «baguettes», cruasanes y cafés con leche. Y la víctima, una de sus dependientas, cuyo imperdonable pecado fue atender en castellano a una pandilla de intransigentes. No es la primera vez, ni lamentablemente será la última, que camareros o dependientes, inmigrantes en muchos casos, reciben ataques por cuestiones idiomáticas, en... Ver Más
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