Alonso, un ciclón para relanzar la marca Renault

Hay más alicientes en el enigma de lo desconocido que en la repetición del placer conocido. Hace veinte años, Flavio Briatore, preboste incipiente de la Fórmula 1, le entregó un coche azul y verde turquesa tintado con los colores de Benetton a un chaval que apuntaba maneras. «No decía nada, era silencioso y observador. Muy tímido. No perdía un detalle», contaba Briatore al cabo de los años. Fernando Alonso condujo aquel bólido en una fría mañana de diciembre de 2000 en algo que pareció un casting de pilotos españoles. Marc Gené rodó con Williams y Oriol Serviá, con el equipo de Prost. El novato Alonso hizo mejores tiempos aquella matinal que algún piloto consagrado, Jean Alesi. De la terna de ibéricos, solo él avanzó en la F1. Benetton se convirtió en Renault de la mano de Briatore, Alonso se fue cedido a Minardi y comenzó una historia que cambió este deporte en España. Ayer, 20 años después, a las nueve de la mañana en el mismo circuito de Montmeló, Alonso se calzó de nuevo un Renault entre sus manos. Convertido en icono, regresa a la F1 para relanzar la marca francesa a nivel mundial, entre otras cosas su equipo de Fórmula 1 y su posición global como fabricante de coches. «Estoy emocionado, igual que 20 años atrás, es como empezar de nuevo», confesó el asturiano, conmovido por los alicientes en un futuro incierto. Hace 20 años, a Alonso lo acompañaba su padre, José Luis, oficial en una fábrica de explosivos para las cercanas minas de las cuencas asturianas, hoy jubilado después de seguir a su hijo durante años por el mundo. Tampoco estaba Briatore, entonces pujante magnate de la F1, hoy padre sexagenario que se hace la cirugía estética y tutela sus negocios de hostelería de lujo por el planeta. Y estaba Adrián Campos, el primer manager del piloto que, hoy desligado de Alonso, continúa en el automovilismo con sus equipos de categorías inferiores. 20 años después Para Alonso ha cambiado todo 20 años después. El impacto mediático, su apellido como tendencia en las redes sociales, el Renault personalizado con el número 14 y el eco de su prueba ayer en Montmeló durante apenas 100 kilómetros y 20 vueltas en un día de filmación que los equipos tienen por contrato. Todo ello supone un espaldarazo para la marca francesa. Renault anunció unas semanas antes del fichaje de Alonso un plan de reajuste de la compañía, con 15.000 despidos en todas sus sucursales, lo que equivale a un ocho por ciento de su población laboral. Además, una reducción de su presencia en China y el mantenimiento de la fabricación de coches eléctricos. Un proyecto para reorganizar sus centros de actividad, basado en los coches eléctricos, los vehículos comerciales e industriales ligeros y la innovación. Una hoja de ruta en la que se estimula la vigencia de su equipo de Fórmula 1. Por ahí interviene Alonso, un ciclón mediático que asiste virtualmente a cada gran premio que se disputa este año. Renault le ha entregado un ordenador conectado a las entrañas del equipo, las conversaciones de radio, las telemetrías, las curvas de rendimiento que manejan los ingenieros... La escudería de Fórmula 1, en la que trabaja el manager de Alonso –Luis García Abad– como ejecutivo, ha conseguido este último fin de semana la recompensa a muchos cursos de vacío. Desde 2011 (Nick Heidfeld, en Malasia) un Renault no se subía a un podio. Nueve años de espera. El saliente Ricciardo (se va a McLaren en 2021) levantó ese éxito en el GP Eifel. Del mismo modo que Honda insistió a finales de 2014 para que Alonso recalase en McLaren a cambio de un sueldo sideral (más de 25 millones anuales) que nunca se tradujo en resultados deportivos, esta vez ha sido la confluencia de intereses del piloto con otro nombre, Luca de Meo. El directivo italiano se incorporó a Renault como CEO de la compañía el pasado 1 de julio después de haber negociado durante el confinamiento de primavera el fichaje de Alonso a través del director de Renault F1, Cyril Abiteboul. Renault necesitaba una estrella para reflotar la marca y Alonso necesitaba un coche para regresar a la F1. De Meo acude a algunas carreras de F1. No quiere una presencia secundaria de Renault, sino visible. Alonso es una garantía de resonancia, por frases como ésta que pronunció ayer: «Las sensaciones han sido buenas. El coche es más rápido que yo en estos momentos».

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