sábado, 6 de junio de 2020

Tras la pista (ósea) del «Cid irlandés»

Dar con los restos de Hugh O’Donnell, el histórico líder irlandés que encabezó la rebelión de Irlanda contra el gobierno de Isabel I a mediados del siglo XVI . Ese ha sido el empeño que ha convertido una céntrica calle vallisoletana en un improvisado yacimiento arqueológico durante las tres últimas semanas. Acabada la excavación el pasado miércoles, los trabajos continuarán en las próximas semanas en el laboratorio, donde se hará un análisis antropológico de los huesos encontrados con el fin de documentarlos. Todo comenzó hace un año de modo casual. Recuerda el arquitecto Carlos Burón que un irlandés llamado Brendan Rohan se desvió del Camino de Santiago para saber algo más sobre el lugar en el que había sido enterrado su compatriota. Sólo pudo ver la placa que recuerda al histórico irlandés en un callejón, así que se dirigió al Ayuntamiento pensando que podría obtener más pistas del lugar aproximado donde estaba enterrado el histórico líder. Allí le pusieron en contacto con Juan Carlos Urueña, coautor junto al propio Burón de un riguroso estudio publicado hace tiempo sobre el Valladolid desaparecido. Allí estuvo la tumba de Colón No queda ni rastro del Convento de San Francisco, demolido en 1836 como consecuencia de la desamortización y en una de cuyas capillas nobles se cree que pudo ser enterrado O’Donnell, según una biografía escrita en gaélico por su primo en 1617. Los investigadores se animaron a reconstruir la planta del monasterio a partir de un mapa muy esquemático de 1810 y superponerlo en el plano del Valladolid actual. El objetivo era determinar el lugar exacto donde se encontraba cada uno de los espacios del convento, entre ellos la citada capilla, donde también recibió sepultura Cristóbal Colón antes de que sus restos fueran trasladados a Sevilla y donde se cree que estaba el famoso líder irlandés. Cuando el alcalde Óscar Puente anunció las obras de peatonalización de la calle Constitución, bajo la que podía estar la conocida como Capilla de las Maravillas, Urueña y Burón plantearon al Consistorio el proyecto de excavación, explica Carlos Burgos, presidente de la Asociación Hispano-Irish, nacida hace 12 años para indagar la épica historia de O’Donnell, al que se conoce como el «Cid irlandés». ¿Y por qué este histórico personaje de la isla esmeralda acabó enterrado en Valladolid? El líder del clan de los O’Donnell decidió viajar a España -recuerda Burgos- para pedir apoyo a Felipe III, instalado entonces con la corte en Valladolid, frente a la invasión de los ingleses. No era la primera vez que los españoles se ponían del lado de los irlandeses, ya que las tropas de su padre Felipe II habían participado ya en la protección de la isla. El encuentro con el monarca español finalmente se frustró, ya que o’Donnell murió por unas fiebres -oficialmente, ya que otras teorías apuntan a un envenenamiento- mientras estaba hospedado en el Castillo de Simancas. Felipe III, recordando el respeto que su padre tuvo por los irlandeses, ordenó que le enterraran con honores reales en el Convento de San Francisco, cumpliendo su voluntad y por la relación de la familia con los franciscanos -su madre había fundado la abadía de la orden en Irlanda del Norte-. Los muros de la capilla El pasado 18 de mayo comenzaron las excavaciones concluidas esta semana. Los arqueólogos han mostrado cierta sorpresa porque dieron en los primeros días con los que «casi con toda rotundidad» fueron los muros este y oeste de la citada capilla, explica Olatz Villanueva, experta en arqueología urbana. No fue una tarea sencilla -comenzaron en plena fase 0 de la desescalada del Covid-19-, puesto que encontraron en el primer nivel ciertas «intrusiones de época contemporánea que habían alterado el suelo». Finalmente dieron con varios enterramientos, algunos de ellos correspondientes a osarios y una decena de sepulturas con fosa y que en dos casos conservaban madera de los féretros. F. HERAS Hugo O’Donnell anima a esperar al resultado final de las investigaciones O’Donnell sufrió la congelación de los pulgares de ambos pies. Sin embargo esa pista no ha servido por el estado en que se encontraban los restos. A partir de la próxima semana comenzarán los análisis antropológicos de ADN. Aunque O’Donnell, apodado como «el Rojo» -por su pelirroja cabellera- no tuvo descendencia directa, Olatz Villanueva detalla que hay conocimiento de varios descendientes del clan viviendo actualmente en España. Uno de ellos es el historiador de la Real Academia de la Historia, Hugo O’Donnell, que está al tanto del proyecto y con el que ha podido conversar ABC. Comenta que hay preocupación por algunas noticias publicadas sin el debido rigor y considera interesantísimo el proyecto. Como jefe de la casa O‘Donnell y presidente del Consejo de Historiadores Hispano-Irlandés ve, sin embargo, difícil que pueda identificarse un cuerpo como el de Hugh O’Donnell, por lo que apela al final de las investigaciones científicas. Su esperanza está en el buen trabajo de los arqueólogos, la excelente documentación de Simancas y los resultados científicos en labortorio. «Ellos dirán lo que se puede o no afirmar», comenta.

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