
Se celebra en el barrio de Batignolles en París un juicio que enlaza diversos tipos de presunta corrupción deportiva y política, adulteración de la competición, sobornos, encubrimiento, dopaje de estado, inhabilitaciones olímpicas y estrechos lazos con un gobierno de África. Todo en uno, concentrado en un personaje influyente en el universo olímpico, el senegalés Lamine Diack, 87 años, que fue presidente de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) desde 1999 hasta 2015. Dirigente intocable hasta hace unos años, como Joseph Blatter y su imperio en el fútbol, como otros presidentes federativos de estas entidades supranacionales que parecen estar por encima de gobiernos y sistemas judiciales, Diack se ha presentado en París sin síntomas de arrepentimiento. Ataviado con una sotana blanca, se...
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