domingo, 25 de julio de 2021

Saitama calma los nervios de España

El Saitama Super Arena apenas ha cambiado. La misma estructura futurista que asombraba al visitante en 2006 se mantiene impecable, como si no hubieran pasado quince años. Por dentro, solo la pista tiene un aspecto distinto, vestida para la ocasión con los colores olímpicos, aunque por lo demás, todo parece imperturbable al paso del tiempo en el escenario que coronó campeones del mundo a los chicos de oro. Precisamente España fue una de las selecciones que inauguró el recinto en el año 2000, seis antes de darse allí la alegría de su vida. «Saitama siempre será una referencia para nosotros. Recuerdo que lo inauguramos con un triangular junto a Estados Unidos y Japón en un torneo muy bonito, después nos proclamamos campeones del mundo y ahora volvemos en un evento tan especial como son los Juegos Olímpicos. Esperemos volver a casa con la misma sonrisa que en anteriores ocasiones, aunque todo empieza de cero a pesar de que siga siendo un lugar icónico para España», explica Garbajosa, jugador en aquellos primeros años y actual presidente de la Federación. La selección ha ganado muchas medallas desde entonces, pero aquel éxito en el Mundial de Japón marcó en buena parte el devenir de una generación mágica que desterró todos los complejos para convertirse en leyenda. Desde entonces, tres medallas olímpicas, seis continentales y un Mundial más, el conquistado hace dos años en China. Éxitos que han conducido al equipo al mismo lugar. Al epicentro de la gloria. «El pabellón sigue siendo el mismo, ha cambiado muy poco. Ojalá podamos competir por la medalla de nuevo en esta cancha que tan buenos recuerdos trae al baloncesto español», reconocía ayer Rudy Fernández. Quince años después, el recuerdo, como dice el balear, sigue vivo entre los que lo vivieron de más cerca. De aquella selección quedan todavía cuatro integrantes en el vestuario. Los hermanos Gasol, Sergio Rodríguez y el propio Rudy volverán hoy a disputar un partido oficial en una cancha que les transporta a una época maravillosa. Los inicios de los años de oro del baloncesto español, cuyo final parece no tener fin. «Entonces, el Chacho y yo éramos unos chavales y ahora somos de los veteranos, pero por lo demás casi nada ha cambiado. Tenemos la misma ilusión», explica el jugador del Real Madrid, que cumplirá en Tokio sus quintos Juegos Olímpicos consecutivos. Una hazaña que comparte con Pau Gasol, otro de los que alzaron el oro en Japón, al que Rudy ve feliz, como siempre. «Él es un referente para nosotros, tanto dentro como fuera de la cancha. Su recuperación en estos dos años para estar aquí y ser importante es un ejemplo para todos». Volver a pisar el parqué que les coronó ha sido especial para ellos y también para los que crecieron al albor de esa medalla mundialista. La generación posterior, comandada por Ricky o Llull, siente también cierta felicidad por estar ahí y tener la oportunidad de seguir haciendo historia con España. Debut contra Japón Las turbulencias de las últimas horas, con la salida forzada de Juancho y el agujero que su marcha ha dejado en el equipo, hace que el debut ante Japón (14.00 horas) sea un arma de doble filo. O triple. Las dudas propias se unen a los nervios del debut y, en este caso, a la dificultad de medirse al anfitrión. Triple amenaza sobre la que advierte Sergio Scariolo. «Japón es un equipo muy peligroso que ha ganado con muchísima facilidad a equipos grandes como Bélgica y Francia. Tienen a dos jugadores NBA de muy buen nivel, rodeados de un buen grupo de anotadores y dos nacionalizados que cuando lo veo en algún equipo me pregunto cómo puede ser, si es por arte de magia, pero que al fin y al cabo son muy buenos. Todo eso hace que sean una plantilla de calidad y bien entrenada por Julio Lamas. Además, juegan en casa y en un torneo tan corto no podemos permitirnos ningún tropiezo, así que necesitaremos a todos nuestros recursos al 100%». Además, no podrá contar España con López-Aróstegui, que seguía inmerso en las gestiones burocráticas para poder llegar a Tokio. En cualquier caso, la presencia del alero no cambiará mucho los planes de Scariolo, pues llegando tan tarde y habiendo estado lejos del equipo en los últimos días el italiano no cuenta mucho con él. Si acaso, como salvavidas. La baja de Juancho tendrán que cubrirla los que están y, especialmente, los jugadores que ocupan una posición similar, aunque ya ha dejado claro el técnico que ninguno se parece específicamente al alero de los Timberwolves. «Hemos vuelto a la idea que empezamos a estudiar cuando Juancho tuvo que parar la primera vez», apuntó. Ante Japón podrá intuirse ese plan B, en el que se espera que sean Claver y Abalde los que den un adelante para ocupar esa posición de alero más físico. Un agujero evidente en el equipo por la baja obligada del menor de los Hernangómez, cuya ausencia ha hecho mella en el vestuario. «Juancho está triste y decepcionado. Creo que a nivel personal no se ha hecho justicia con él por muchísimas facetas que se desconocen. Ha luchado desde el primer momento y justo cuando viaja y está aquí con nosotros viene esa carta quitándole el sueño olímpico. Sabemos lo que es la familia y vamos a estar con él, también espero que él esté con nosotros», resumió Rudy, que sabe que una parte del éxito que esperan lograr en estos Juegos irá para el madrileño.

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