Mientras el imponente estadio de San Petersburgo se iluminaba con los colores rojo y amarillo de la bandera de España y los aficionados abandonaban el recinto por sus enormes escaleras de acceso, en el vestuario de la selección continuaban celebrando el pase a semifinales con dos protagonistas claros. Uno, ya se sabe, es Unai Simón, el héroe de los dos penaltis parados a Suiza. El otro, Mikel Oyarzabal, autor del lanzamiento decisivo, del gol de la clasificación. El realista terminó de enderezar en una tanda que había comenzado torcida con los fallos de Busquets y Rodri. En la elección que hicieron los propios jugadores para decidir el orden de disparo, a Oyarzabal le tocó el quinto, un penalti que suele ser decisivo. No fue por casualidad. El delantero de la Real los suele tirar con su equipo y s u porcentaje de acierto es alto. Solo ha fallado tres en su carrera profesional, curiosamente todos este 2021. A cambio, Oyarzabal marcó sus otros siete penaltis lanzados durante este curso, que se suman a los otros doce que llevaba de forma consecutiva desde que empezó su carrera profesional. El delantero achaca ese bajón en el acierto a que cambió su rutina antes del disparo. Empezó a mirar a los ojos del guardameta para intentar adivinar sus intenciones, pero no le fue bien. En su chut ante Sommer no quitó la vista del balón. Determinante A Oyarzabal le tocó tirar justo después de que Vargas enviará su disparo a las nubes. Dio ocho pasos, respiró hondo y esperó al pitido del inglés Oliver. Sommer movió los brazos como aspas de un molino para despistarle, pero no hizo dudar al delantero. «Tenía muy claro hacia dónde tirar el penalti», dijo después Oyarzabal. «Por el camino se te pasan muchas cosas por la cabeza y encima el balón estaba lejos. Pero tenía la cosa clara». El vasco vivió la tanda en el círculo central, y admite que hubo un bajón tras el primer tiro fallado por Busquets. «Le he dicho a Simón que iba a ser su día. Cuando ha fallado Busi he dicho que Simón iba a parar tres». España llevaba tiempo dedicando un tramo de los entrenamientos a ejecutar penas máximas, sobre todo tras las falladas por Morata y Gerard ante Polonia y Eslovaquia. Poco de lo que ocurrió sobre el césped del Krestovski fue improvisado: «Me ha tocado a mí el quinto, pero es el trabajo de todos, de De Gea, de Robert, el entrenador de porteros... Son cosas que se trabajan». Sustituto de lujo En cierto modo, dar el pase a las semifinales es un premio para un jugador que está siendo el comodín perfecto para el ataque de España durante esta Eurocopa. Oyarzabal no ha sido titular en ninguno de los cinco partidos, pero ha participado en todos. Es una elección segura de Luis Enrique cuando empieza el carrusel de cambios, y el vasco casi siempre le responde. Con todo, acumula solo 94 minutos en el torneo, el decimoséptimo en un ranking que encabezan Laporte y Unai Simón, con todos los minutos disputados. Ante Croacia se estrenó como goleador en una gran torneo anotando el quinto tanto, y ahora escribe otro capítulo en su historia personal con la selección con un gol cuya trascendencia la determinará el desenlace final del torneo: «Nadie se conforma», corrobora Oyarzabal. «Creo que empezamos como empezamos. Nadie daba un duro por nosotros. Todo el mundo criticando cuando la cosa no iba del todo bien. Pero el fútbol es así, es resultadista. Ahora tenemos todo un país detrás, lo notamos. Vamos a ir a la semifinal igual que a por este partido. Ahora queremos más. Llegados a este punto tienes a un paso jugar una final y es lo que vamos a intentar. El equipo está convencido, cree en lo que hace. Tenemos confianza plena en nosotros mismos. Seguro que la cosa va bien».De Deportes https://ift.tt/3hftN6B
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