Día de cuartos en Madrid. Día que para una generación, la de los abuelos que pagará las cosas de Escrivá, fue de infarto, de frustración en los estertores. Andaba por allí hasta Luis Enrique, también de blanco, con la nariz rota por Tassotti y el país más roto aún. Verano del 94. Pero pasó el tiempo, llegó el ciclo glorioso de San Iniesta y todo cambió. Y cuando acabó la gloria, aconteció lo de Lopetegui y después la pandemia. Igual por eso, Madrid tampoco se volcó con la Selección, o la va teniendo como música creciente de fondo. En lo que debiera ser un país amarrado a un televisor, el viernes fue día de 'riders'. Aun así, en la plaza... Ver Más
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