
Una larga cola recibe al visitante nada más aterrizar en el aeropuerto y anticipa un último peaje inesperado tras semanas de dura lucha contra la burocracia. Es la primera de muchas, pero eso el recién llegado no lo sabe. Vivir los Juegos en primera persona ha sido una odisea en sí misma para los miles de deportistas, federativos y periodistas de todo el mundo que han tenido que acudir a Tokio 2020. Todos han tenido que desarrollar una paciencia a la altura de la del Santo Job para poder alcanzar la gloria o contarla a sus lectores y oyentes. Una carpeta llena de papeles acompaña a cada visitante en el largo transitar por esa primera cola que una docena de...
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