
Las manecillas del reloj aún no marcaban las 14.30 horas cuando el runrún de los viejos fantasmas volvió a correr entre los vecinos de Villa Menchu. Frente a la puerta del histórico palacete de Arturo Soria, dos agentes de la Policía Municipal accedían al inmueble acompañados de un grupo de personas: un juez, dos empleados de Caixabank, un cerrajero y un instalador de alarmas. Los residentes respiraron aliviados. El banco, propietario actual del inmueble tras la ejecución de un embargo en 2019, asumía ayer las primeras actuaciones en materia de seguridad. Y lo hacía una vez resuelto el embrollo judicial que mantenía al espacio en evidente abandono y bajo el riesgo latente de la okupación. De hecho, fueron los propios vecinos...
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