Aunque Ciudadanos acumula en los últimos tiempos numerosas salidas de su formación que ya sorprenden poco, la baja de Marilén Barceló del grupo municipal en Barcelona a principios de esta semana ha supuesto un revés inesperado para la agrupación local. Llevaba como edil del partido desde 2015 y durante los últimos tiempos, cuando la formación empezó a perder fuelle en otros niveles, había mostrado públicamente sus ganas de seguir en el partido. La edil, que todavía el pasado viernes estuvo ejerciendo de portavoz adjunta de la formación naranja en el pleno municipal, hizo público este lunes su abandono del grupo a través de las redes, donde argumentó que lo hacía «por discrepancias con el liderazgo y la organización del grupo» y en la que hablaba de «cuestiones internas» que intentó arreglar durante más de un año sin éxito. Barceló dejó claro entonces que seguiría trabajando por Barcelona, sin aclarar cómo. Poco después, BCN Canvi, que lidera Manuel Valls, informó en un comunicado de que Barceló empezaba a colaborar con ellos y que además había solicitado la adscripción a su grupo. Junto a ella, daba el paso el consejero de Cs en Gracia y asesor municipal, Eloy Valdecantos. La desbandada de cargos en el partido, que hasta entonces no había afectado a nivel municipal más allá de otros consejeros de distrito, se hizo por primera vez patente en la primera línea municipal Barcelona. Este abandono, de hecho, deja tocada a una formación con expectativas a la baja tras los últimos resultados a nivel estatal y autonómico. Entre la sorpresa y la indignación, la líder de Cs en el Consistorio, Luz Guilarte, lamentó en declaraciones a Betevé las formas de Barceló, cuyos planes conocieron por la prensa, y le instó a explicar abiertamente las causas de su marcha. «Lo correcto sería devolver el acta a su propietario, que es el grupo municipal de Cs», añadió. Barceló ha declinado hacer declaraciones a ABC. «No ha sido una decisión fácil para ella y necesita tiempo», responden fuentes de su entorno. Al no tener la intención de devolver el acta de concejal, Barceló puede alterar la aritmética municipal y poner en apuros al gobierno de Colau, que siempre ha intentado desmarcarse de Valls, aunque sus votos fueron los que la llevaron a la alcaldía. Todo ello porque la formación del exprimer ministro francés pasa a tener tres votos (de Valls, Eva Parera y la propia Barceló), que permitirán al bipartito de comunes y PSC tener la mayoría absoluta sin recurrir a otros grupos. De hecho, hasta ahora, Colau había priorizado a los grupos independentistas como socios preferentes para su acción de gobierno: los comunes se negaban a pactar con Cs y los dos votos de Valls eran insuficientes, por lo que ERC y JpC eran las únicas alternativas para tirar adelante votaciones. Ahora, los cálculos cambian. «En propuestas económicas y para la ciudad nos van a tener al lado», comentan a ABC fuentes próximas a BCN Canvi, que se ha acostumbrado a mostrar una postura moderada en cuestiones municipales. ¿Batalla legal? Al margen del significado político, la marcha de Barceló de Cs abre una cuestión jurídica sobre la que la secretaría del Ayuntamiento deberá decidir. Barceló solicitó este mismo lunes a la secretaría integrarse a la formación de BCN Canvi, aunque el reglamento municipal no permite que un concejal cambie de partido. Habitualmente, si un edil se daba de baja pasaba a ser no adscrito (como ocurrió anteriormente con Juanjo Puigcorbé o Gerard Ardanuy) pero el caso presente es más complicado, pues Cs y BCN Canvi se presentaron en coalición electoral, y no fue hasta su separación, un mes después de las elecciones, cuando los ediles decidieron en qué formación estarían. A la espera de lo que determine el equipo jurídico municipal, la formación de Valls defiende que el cambio de partido se puede hacer sin problemas, mientras que desde Cs se da por hecho que Barceló tiene que pasar a ser edil no adscrita.De España https://ift.tt/3c8uNXg
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