
Aunque no sea Novak Djokovic un tenista demasiado mayor, 34 años, sí lo es por número de partidos en su carrera. Son muchos los curso que lleva ya en la élite y también, claro, los títulos en su mochila. Pero quiere más, los quiere todos, a un paso como está de alcanzar su Grand Slam número 19, a un solo paso de Rafael Nadal, a quien le frenó en seco en semifinales, y de Roger Federer, pendiente ya desde hace días de su temporada de hierba. Quiere el serbio coronarse por segunda vez en Roland Garros, después de aquella vez en 2016 en la que completó el círculo porque era el único Grand Slam que no tenía. Pero es que el reto de ganar a Rafael Nadal no es sencillo, y se aupó ese año por la ausencia del balear por lesión. Le había ganado en 2015, en cuartos, pero en la final, ya de tan ganado que creía tenerlo, se le escapó Stan Wawrinka con el título. Al año siguiente lo logró, campeón por fin en París, pero el costó una depresión porque ya lo había logrado todo y no sabía qué quedaba. Pues quedaba un mundo, porque después de casi un año de vacío interior, se propuso ser el más grande de la historia, y ahí están Nadal y Federer un paso por delante de él. Hoy se puede acercar a solo un gran título, presión porque ha hecho casi lo más difícil en París y aún así no tiene nada. Pero tiene que batir a Stefanos Tsitsipas, novato en esta ronda después de quedarse a las puertas de esta ronda en París el año pasado, precisamente, contra el serbio. Presión del novato para él. Es el griego, por tanto, el mejor representante de la nueva generación en París, superior a Alexander Zverev, otro de los jóvenes llamados a coger la batuta del tenis cuando desaparezcan los tres de arriba. Fino, elegante, preciso y potente, pero ha de saberse manejar bien con el vértigo de las primeras veces, con la impresión del número 1 al otro lado de la red, con la incertidumbre del saber estar en una pista como la Philippe Chatrier, 5.000 gargantas encendidas, donde tanta historia hay impregnada en sus paredes. Es un duelo de máximos: oportunidad magistral para Djokovic de ponerse a tiro de los 20 de Nadal y Federer, oportunidad única para Tsitsipas de empezar a recoger el testigo en los grandes escenarios. Enfrentamientos Djokovic gana el cara a cara por 5-2. Sorprendió el griego al serbio en su primer encuentro en el Masters 1.000 de Canadá (6-3, 6-7 (5) y 6-3) de 2018 y también sobre la pista rápida de Shanghái al año siguiente (3-6, 7-5 y 6-3). Para el serbio son todos los demás, con el más arrollador en París-Bercy (6-1 y 6-2). Pero en tierra el griego ha sabido ponérselo muy difícil al número 1. En Roland Garros el año pasado, lo obligó a esforzarse al máximo para pasar a la final (6-3, 6-2, 5-7, 4-6 y 6-1), y hace unos días en Roma también le complicó en cuartos 4-6, 7-5 y 7-5.
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