En julio fue Luca Zidane, al Racing de Santander, y a mediados de agosto Andriy Lunin, al Valladolid. La pretemporada aligeró la elevada nómina de porteros en el Real Madrid dejando a Courtois y Keylor como primer y segundo guardameta para la temporada 2019-2020. Así fue por decisión del club y de ambos arqueros. La entidad merengue tuvo siempre claro que quería dos porteros de garantías, y entre ellos la titularidad de Courtois era incuestionable. Eso dejó a Navas en una incómoda posición que nunca aceptó, aunque a pocos días del inicio de la pretemporada telefoneara a Zidane para decirle que se lo había pensando mejor y que había decidido quedarse. Aquella llamada no fue un deseo, sino una obligación, como contó ABC en reiteradas ocasiones El verano de Keylor Navas se cierra con un traspaso en el último día de mercado al PSG, el único club que realmente satisfacía todas las peticiones del costarricense. Desde que Zidane, a mediados de mayo, le comunicase que su rol sería el de suplente, el portero no lo dudó. Buscaría otro equipo, pero sus exigentes condiciones fueron disparos al propio pie. Navas reclamó al Madrid la carta de libertad y el pago de los dos años de contrato que le restaban (10 millones netos), algo que fue rechazado por el club blanco de manera tajante. Si quería irse, debía traer una oferta. Y eso hizo. A primeros de junio, y tras la inesperada marcha de Buffon de París, Keylor comunicó al Madrid que tenía un acuerdo con el PSG, que le cubría de oro a sus casi 33 años. 3 temporadas a razón de siete kilos limpios por cada una de ellas. El problema es que la entidad francesa no pagaba traspaso, y eso hizo imposible la operación. O 20 millones de euros, o nada. Aquel acuerdo de Navas, sellado verbalmente con Antero Henrique, murió definitivamente cuando el entonces director deportivo del PSG fue despedido. En su lugar llegó Leonardo, que centró el tiro en Donnarumma, el portero del Milán. Los italianos nunca se bajaron de los 60 millones de euros y en ningún caso valoraron una cesión, por lo que la semana pasada, con el cierre de mercado haciendo tic tac, Leonardo rehizo sus planes y volvió al objetivo más sencillo, Keylor Navas. La propuesta fue incluso superior a la pactada en junio. En lugar de tres temporadas, firmaba cuatro, y la soldada sería de 6 millones netos, para un total de 24, tres más de lo acordado con Antero Henrique. Irrechazable. También para el Real Madrid. Ahora sí El PSG le ofrecía 15 millones de euros por el tico y la cesión de Areola, sabedor que sacar a Navas de la capital de España a estas alturas de mercado era una utopía si el club francés no le solucionaba el hueco generado a última hora en la portería. La oferta era muy seductora. Cinco años después de pagar 10 millones por Keylor, el Madrid recibiría 1 5 y se liberaría de una elevada ficha de 10 millones brutos anuales. Y, en su lugar, llegaba un portero de garantías para suplir a Courtois en caso de lesión del belga. Cierto es que la materialización de la operación a última hora ha generado malestar en un cierto sector de la afición, en Zidane y en algunos miembros directivos del club blanco, pero el Real Madrid solo ha cumplido con su palabra. Le dijo a Navas que podía irse si traía una oferta que rondara los 20 millones y así ha sido. El mercado es impredecible y el PSG ha actuado en el último momento. Y no se puede olvidar que Keylor siempre fue un profesional ejemplar incluso cuando el club blanco le tuvo durante días fichados a De Gea (2015) y Kepa (2017) para dejar a Navas en un rol secundario, operaciones que finalmente no salieron, como es por todos conocidos. El Madrid gana dinero con un portero de casi 33 años, amortizado deportivamente de sobra, y Navas firma el último gran contrato de su carrera. Todos salen ganando, aunque por el camino haya habido un culebrón con bastantes capítulos inexplicables.
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