En estos tiempos que corren de agravio territorial, de exigencia de un nuevo modelo de financiación autonómica, parece oportuno reflexionar sobre nuestra capacidad de presión, sobre la importancia de Castilla y León en España. ¿Es mucha o es poca? ¿Es cada año mayor o menor? Interesantes interrogantes cuya respuesta, si aceptamos medir la relevancia individual como el peso porcentual en el total, dependerá de la variable elegida como representativa de dicha importancia. Si lo relevante fuera el territorio, Castilla y León tiene 94.226 kilómetros cuadrados, el 19% de la superficie nacional. Es la región más extensa no sólo de España, sino de Europa. Igualmente, si se eligiera el argumento municipal, nuestra comunidad alberga 2.248 municipios, el 28% del total, lo que la convierte en la región con más ayuntamientos de España. Sin embargo, no parece que la extensión o el número de aquellos sean dos variables que cuantifiquen la importancia de una comunidad autónoma, porque de ser así no nos tosería nadie. Y nos tosen, y mucho. Así que no queda otra que ir por lo económico para saber cuán importantes somos. Si nos fijamos en la capacidad para generar riqueza, según la Contabilidad Regional de España en 2018 el PIB castellano y leonés ascendió a 58.816 millones de euros, que sólo supone el 4,9% del PIB nacional. En la misma línea, si atendemos a la creación de empleo, según la EPA en el segundo trimestre de 2019 hubo 985.400 ocupados en Castilla y León, el 5,1% del empleo total de España. Y si consideramos la población, según la estadística del Padrón Continuo a fecha 1 de enero de 2019 Castilla y León tenía 2.398.000 habitantes, el 5,1% de la población nacional. Es obvio que las tres variables van de la mano. Por tanto, si se mide la relevancia de una región por el peso porcentual de su población, su empleo o su PIB en el total de España, la importancia de Castilla y León ronda el 5%, décima arriba, décima abajo, una cifra paupérrima a tenor de nuestro enorme potencial. Para ilustrarlo, y olvidándome de Madrid, Cataluña, o Valencia que juegan en otra liga, un par de botones de muestra: Andalucía, con un tamaño similar al nuestro, nos triplica en PIB, población o empleo; y Galicia, cuya superficie es un tercio la nuestra, tiene más PIB, población y empleo que nosotros. Esa es nuestra realidad. Y lo malo es que vamos a menos. Hace 40 años representábamos el 7% del PIB, de la población, y del empleo de España; hace un par de décadas bajamos al 6%, y ahora estamos a punto de caer por debajo del 5%, porque cada vez que se conocen nuevos datos de esas variables el crecimiento castellano y leonés es inferior al nacional. El último registro, desolador, el de la EPA del segundo trimestre de 2019: de cada 100 empleos creados en España en los últimos 12 meses, sólo uno lo fue en Castilla y León. Sí, vamos camino de la más absoluta de las irrelevancias, pero parece ser que es mejor hablar de otras cosas... Anda, mira ¡un topillo!
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