Es en las acequias y canales de riego donde se acumula «el mayor problema» de los topillos. De ahí que la Junta de Castilla y León va a «solicitar» a la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), de quien dependen, que detalle el «número» de actuaciones que ha llevado a cabo para la eliminación de estos roedores en sus dominios. Así lo apuntó este jueves el vicepresidente y portavoz del Gobierno regional, Francisco Igea, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno. Y es que más allá del problema y los daños en los cultivos que los topillos (microtus arvalis) están ocasionando de nuevo, también tiene unas repercusiones sanitarias que son las que han hecho saltar más las alarmas. Los once casos de tularemia confirmados a día por la Red de Vigilancia Epidemiológica, a los que hay que sumar los que están en estudio y los que no se hayan comunicado, están lejos de los más de 500 que se alcanzaron en 2007, cuando esta enfermedad de transmisión animal tuvo su pico más alto, coincidiendo con la plaga de topillos que asoló Castilla y León. Este repunte de una enfermedad de declaración obligatoria y de los roedores hacen que en la Junta reconozcan que están «preocupados». «Pero –apostilló Igea– no se puede comparar» con lo que ocurrió en ese 2007 de infausto recuerdo para el campo y para la Comunidad en general, con miles de hectáreas dañadas y perjuicios económicos millonarios. «Trabajar entre todos» El vicepresidente de la Junta apostó por «trabajar entre todas las administraciones»para controlar la extensión de los topillos, por el momento con la zona de Tierra de Campos y especialmente Palencia como foco central. Recordó que tienen reuniones semanales para abordarlo, pues es un asunto que «nos preocupa». «Y nos sigue preocupando sobre todo la actuación» de la Confederación Hidrográfica del Duero, señaló. De ahí que su intención sea reclamar el «número de actuaciones» llevadas a cabo. Desde el Organismo de Cuenca, su comisario de Aguas, Ignacio Rodríguez, defendió este jueves en declaraciones a ABC la actuación de la CHD como «receptora» de un problema iniciado en el campo. «No es un problema de agua, no es el causante, es el receptor», subrayó. «Desde el primer momento estamos colaborando», recalcó Rodríguez, quien subrayó su voluntad de seguir haciéndolo. «Colaboración absoluta», incidió, además de resaltar su «disposición a actuar» dentro de sus competencias. Yéstas, precisó, se limitan a «vigilar» los dominios bajo su responsabilidad como son ríos, arroyos, corrientes naturales de agua y grandes canales, además de «colaborar si nos lo piden» con las comunidades de regantes, de quien depende otros canales de agua como acequias, arquetas o sifones. También a «retirar» los cadáveres de los roedores que en algunas zonas se cuentan por cientos. Por eso, incidió en una llamada para que les comuniquen cuando detecten acumulaciones de topillos en esas vías de agua. «Se está actuando y se va actuar. No tienen más que llamar», defendió Ignacio Rodríguez, quien reconoció que «es posible que se nos pase» algún punto conflictivo porque «no tenemos ojos en todo el territorio». De ahí la imprescindible colaboración, que con la Junta llevan a cabo desde hace tiempo «y siempre ha sido buena» y a la que también apelan a regantes y ayuntamientos. La tularemia es una enfermedad con síntomas semejantes a los de un proceso infeccioso cuya principal vía es el contacto directo con el animal muerto o enfermo o incluso por inhalar polvo de tierra o grano contaminado.De España https://ift.tt/2T0TzxL
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