sábado, 31 de agosto de 2019

Ocho días sin pistas de Blanca Fernández-Ochoa

La Policía Nacional, a través de sus redes sociales, informó este sábado de la desaparición de la esquiadora española Blanca Fernández Ochoa. La última vez que se la vio fue el pasado 23 de agosto, en Aravaca, donde vivía con familiares (ese mismo día, su hija denunció el hecho ante la Guarcia Civil de Las Rozas). Aquel viernes iba en un Mercedes Clase A de color negro y el coche llevaba una camiseta con la bandera de Canadá en el asiento del conductor. Desde entonces no se sabe nada de su paradero. Hermana del campeón olímpico Paquito Fernández Ochoa, que ganó el oro en los Juegos de 1972, Blanca consiguió una medalla de bronce en eslalon en los Juegos Olímpicos de Albertville de 1992. Al parecer, la campeona española, nacida el 22 de abril de 1963 en Madrid, «pasaba por un bajo momento anímico». De momento, la Policía no cuenta con ninguna pista fiable sobre su paradero. Blanca es la primera hija que tuvo el matrimonio formado por Dolores Ochoa y Francisco Fernández, después de cinco hijos varones. Nació en Madrid cuando su familia vivía en el barrio de Carabanchel, pero pronto se trasladó con sus padres y hermanos al Puerto de Navacerrada, que entonces contaba con una población muy pequeña. Allí, su infancia transcurrió en plena naturaleza y comenzó su relación de amor con la nieve que cubría el Puerto durante casi la mitad del año. La atracción fue imparable y la llevó, por culpa de su hermano Paco, el pionero, a dedicarse al esquí. Con once años, y debido al éxito de Paquito, Blanca se trasladó a un centro de entrenamiento con internado para deportistas de invierno en Viella, en los Pirineos. Posteriormente se le unirían varios de sus siete hermanos. El triunfo de Paco arrastró muchas ilusiones y dedicaciones, como lo hicieron Manolo Santana y Ángel Nieto en sus especialidades. Blanca comenzó a destacar en el esquí a escala internacional y en 1985 llegó su primera victoria en la Copa del Mundo, en el eslalon gigante de Vail (EE.UU.). Tardó dos años en volver a subir al cajón más alto del podio. El 26 de noviembre de 1987, en Sestriere (Italia), alcanzó su segundo triunfo en la Copa del Mundo, esta vez en eslalon. Todo por culpa de Paquito En 1988 consiguió su mejor clasificación final en la Copa del Mundo, cuarta, aunque no obtuviera ninguna victoria parcial. Su regularidad fue impresionante. La madrileña estaba en su madurez deportiva. El 22 de diciembre de 1990, en Morzine (Francia), festejó su tercera victoria en la Copa del Mundo, de nuevo en eslalon. Un año más tarde, el 1 de diciembre de 1991, ganó su cuarta y última prueba de la Copa del Mundo, el eslalon de la localidad austriaca de Lech am Arlberg. Pero en 1992 alcanzó el punto más alto de su carrera, la medalla de bronce en Albertville. Fue el premio a dos décadas de sacrificio para llegar al éxito. Blanca relataba en ABC en los años noventa lo duro que era, para un niña, vivir sola en las concentraciones de las competiciones de la Copa del Mundo. Recibió multitud de reconocimientos públicos. En 1983 y en 1988 obtuvo el Premio Reina Sofía como mejor deportista española. Y en 1994 fue galardonada con la medalla de oro de la Real Orden del Mérito Deportivo. Tres años antes, el 18 de julio de 1991, con 28 años de edad, contrajo matrimonio en el Monasterio de El Escorial con el italiano Danielle Fioretto, al que conoció con 14 años cuando esquiaba en Suiza. Se separaron en 1994. De su posterior unión con David Fresneda, propietario de una escuela de buceo en Murcia, nacieron en enero de 1999 su hija Olivia y un año después David.

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