jueves, 29 de agosto de 2019

River Plate - Boca Juniors: el fútbol sudamericano tiembla de nuevo

No ha pasado ni un año desde que el fútbol sudamericano vivió uno de sus momentos más oscuros. La Copa Libertadores volverá a acoger el superclásico entre los dos titanes argentinos. River Plate y Boca Juniors, la pesadilla de los disturbios, violencia entre aficionados e incluso ataques al equipo rival están ya en las mentes de muchos aficionados y autoridades. Argentina entera se paraliza cuando ambos conjuntos se ven las caras en la competición más importante del continente. Una rivalidad máxima que llegó a extremos nunca sospechados. Y es que, exceptuando la final en Madrid, los partidos entre ambos equipos suelen acabar en auténticas batallas campales. Fueron días para olvidar. Hasta en dos ocasiones tuvo que ser aplazada la gran final de la Copa Libertadores de 2018. Si bien la primera vez fue culpa de unas inundaciones en el estadio «xeneize» debido a las fuertes lluvias en Buenos Aires, la segunda el superclásico volvió a copar los titulares de todo el mundo por la barbarie que se vivió en el partido de vuelta. La violencia se apoderó de los aledaños del Monumental. Todo comenzó con el lanzamiento de gas pimienta y piedras contra el autobús de Boca a su llegada al estadio de River. Varias lunas del vehículo quedaron destruidas y unos cuantos jugadores como Carlos Tévez sufrieron vómitos y cortes. Otros incluso tuvieron que ser atendidos por los equipos de emergencias, como Pablo Pérez, que fue trasladado al hospital. La inseguridad reinabamientras se producían decenas de detenciones, por lo que las directivas de ambos clubes y la Conmebol pactaron aplazar el partido al día siguiente. Asi quedo el micro de #Boca desde adentro (via @FelipeLaborda1) pic.twitter.com/i7647bVcdg— La Número 12 (@lanumero12comar) 24 de noviembre de 2018Muchos recordarán las vergonzosas imágenes de aficionados de River escondiendo bengalas y objetos pirotécnicos bajo las camisetas de los niños para poder introducirlas en el estadio. Sin embargo, el estallido de una nueva batalla en las calles seguía latente. El riesgo llevó a la Conmebol a aplazar nuevamente el encuentro y tomar una decisión hasta entonces inédita: jugar el partido en el extranjero con el fin de dejar en fuera de juego a los radicales. Tras varios días de ofrecimientos y propuestas, el Santiago Bernabeu fue finalmente el elegido. Madrid fue un ejemplo para el mundo. Gracias a una estricta organización y un gran despliegue de seguridad, la jornada transcurrió sin incidentes. Únicamente se habló de fútbol y del título que River Plate le ganó a su eterno rival. Al margen del enfrentamiento en la Copa Libertadores, la Superliga argentina enfrentará el domingo 1 de septiembre a ambos equipos. Un partido que servirá de calentamiento para el choque en semifinales del 1 de octubre y como termómetro a un choque del que últimamente se habla más por lo que ocurre fuera de la cancha que dentro de ella.

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