sábado, 31 de agosto de 2019

El vértigo de nuevas elecciones crece en la izquierda y penetra en el PSOE

La posibilidad cada vez más real de una repetición electoral el próximo 10 de noviembre marca el arranque del curso político. El distanciamiento entre PSOE y Unidas Podemos incrementa la sensación de legislatura fallida. La probable vuelta a las urnas causa verdadera alarma en las formaciones a la izquierda del PSOE. Lo dejaron claro esta semana figuras como Joan Baldoví o Gabriel Rufián, que imploran a Pedro Sánchez y a Pablo Iglesias que se pongan de acuerdo. En Unidas Podemos se impone un cierre de filas para seguir reclamando el Gobierno de coalición hasta el final, desde el convencimiento en la cúpula de que el presidente en funciones va de farol en su pulso. Si es así, desde luego no lo parece. Tras el fiasco del mes de julio, Sánchez ha impuesto un relato desde La Moncloa que no da mucho margen a la interpretación. Fuentes de su entorno corroboran lo que daban a entender las declaraciones públicas de Carmen Calvo y José Luis Ábalos: evitar las elecciones no es la prioridad principal, sino que se pone por delante la gobernabilidad y la estabilidad. «No vale cualquier acuerdo», dicen desde su equipo estos días. Si Iglesias cede a facilitar la investidura firmando un acuerdo programático que garantice un mínimo de estabilidad, bien. Pero esa es la única vía. El PSOE no volverá a ceder más. Mientras en sus socios a la izquierda se llevan las manos a la cabeza, en el PSOE ese no es ese el sentir mayoritario. Aunque sí se reconoce por parte de la mayoría que una nueva cita electoral es un elemento de incertidumbre. Aunque todos asumen y respetan cuál es la consigna que marca Sánchez desde La Moncloa, el PSOE es ahora mismo un crisol de sensaciones al respecto. En conversación con ABC queda de manifiesto como conviven quienes manifiestan muchas dudas con el relato de la cúpula, quienes prefieren que Iglesias ceda para evitar las urnas pero no dramatizan la repetición y quienes directamente prefieren otras elecciones. Una diversidad que no preocupa en las altas esferas, dada la ausencia de cuestionamiento al liderazgo de Sánchez. Y además con una particularidad: entre quienes casi suplican el acuerdo con Podemos la mayoría son cargos que apoyaron a Sánchez en la etapa de crisis interna de 2016-2017. Mientras que tradicionales rivales internos reconocen su comodidad con la actual estrategia de Sánchez. «Estamos contentos. En el fondo son las famosas líneas rojas del Comité Federal de 2015», dicen desde una federación tradicionalmente crítica con Sánchez. Y resumen así su posición: «Que no haya dos gobiernos en uno, no buscar apoyos independentistas y firmes en cuestiones de Estado». Desde el entorno de un presidente autonómico se reconoce que «es obvio» que ir a elecciones es «una mala noticia». Desde esta importante baronía asumen que «es difícil que la gente lo entienda» y que entraríamos en un escenario «demasiado volátil e inestable» porque «ir a unas elecciones siempre es un riesgo». Aunque al final se preguntan «¿cuál es la alternativa?», con lo que se da visto bueno a la estrategia de Sánchez: «Pedro no quiere repetir la experiencia de un Gobierno a la parrilla. A estar al pairo de las circunstancias.Ha estado en Moncloa, pero sufriendo mucho». El mal menor de las urnas Cada vez son más los que en las filas socialistas se dan cuenta de que el resultado del 28 de abril venían con mucha letra pequeña. Una persona que alertó de esa situación desde el principio, miembro de la dirección federal, se decanta claramente por la vuelta a las urnas. «No hay otra salida que elecciones», explica. Este dirigente rechaza que eso pueda ser tildado de electoralista sino de responsabilidad porque «no se puede hacer ese gobierno». El sentir de la dirigencia es ese, que la ausencia de una suma perfecta con Unidas Podemos lo complica todo: «Con Podemos dentro no se puede sumar facilmente al PNV, por mucho que digan, para la mayoría de cuestiones económcias y sociales. Y ya te tienes que ir obligatorimente a ERC». En los cálculos que tienen en la dirección socialista se rechaza una abstención generalizada en la izquierda en caso de repetición electoral: «La abstención de la izquierda es un personaje mitológico. No tiene nada de científico. Habrá menos participación pero se repartirá entre todos», opina un dirigente. La opinión mayoritaria entre las personas con autoridad en el PSOE es que Podemos caerá en caso de repetición electoral, pero que quien lo hará con mayor intensidad será Ciudadanos. «¿Cuál es el relato exactamente de Albert Rivera?», se pregunta un importante dirigente local que sí admite que Podemos «podrá vender el relato de la humillación» y que además recuerda que «hacen muy buenas campañas». Ferraz y Moncloa se aferran a ese cálculo: que Podemos no caiga tanto como muchos esperan y que ellos suban lo suficiente como para acercar la suma de ambos a la mayoría absoluta. «De 140 no bajaremos», asevera un miembro de la dirección sobre el resultado del PSOE, donde se opina que «es muy claro que nos hemos quedado con el centro». Pero este relato no es unánime en el partido, aunque sí mayoritario. En la línea opuesta, un diputado socialista alerta de que «si se llega a elecciones va a ser la gran oportunidad de la derecha». Su análisis enfatiza en la oportunidad perdida porque «la derecha estaba muerta en abril y van a mejor desde entonces». Su preocupación es la abstención, que duda que en la izquierda se concentre solo en Podemos. Un dirigente regional coincide en los temores: «Lo de España Suma no es una broma», aunque se duda en una alianza global sí lo dan por hecho en algunas circunscripciones y en el Senado. Un experimentado dirigente viene alertando desde hace meses de que los socialistas perderían su mayoría absoluta en la Cámara Alta porque da por sentado un acuerdo de PP y Cs. Estas personas cuestionan que desde La Moncloa se piensen que el relato contra «las tres derechas» de la campaña electoral pueda seguir vigente con un Sánchez que se ha pasado el verano reclamando la abstención de PP y Cs. Se admite en el grupo parlamentario socialista «cierta perplejidad» por el estado de relaciones entre el PSOE y Podemos. En los sectores más a la izquierda de los socialistas existe preocupación por no poder defender como el 28 de abril «el discurso de ‘somos la izquierda’». Desde el PSC se manifiesta claramente que «no queremos elecciones» pero que del mismo «tampoco el Gobierno de coalición porque no se dan las condiciones». Se reconoce «un punto de incertidumbre» y que puede haber «algo de coste» pero que sería mayor el de apostar por un Gobierno fracasado: «Si Iglesias acepta el acuerdo programático es lo mejor, pero si no lo hace hay que ir otra vez a elecciones».

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