Albert Oliver, un novato a los 40

Esta noche sonará por primera vez el himno de la Euroliga en las entrañas del Gran Canaria Arena. Un éxito en sí mismo para el Herbalife, que disfrutará en casa por primera vez de la máxima competición continental, pero también para sus jugadores, muchos de los cuales son responsables de que el club haya alcanzado un hito impensable hace unos años. Uno de ellos es Albert Oliver (Tarrasa, 1978), que cuando firmó hace seis años por el conjunto insular no pensaba que acabaría disputando la Euroliga de amarillo. «A mi edad era muy difícil que un equipo de Euroliga se fijara en mí. Creía que ese tren ya lo había perdido. Sabía que aquí se podían hacer bien las cosas. Que podríamos luchar por algún título, como ha sucedido, pero nunca me esperaba lo que nos ha pasado», asegura a ABC horas antes de medirse hoy al Barcelona (21.00 horas, Movistar+) en su segundo partido de la competición. El bautismo oficial, el viernes pasado, terminó con derrota abultada en casa del Fenerbahçe. Choque de recuerdo agridulce para Oliver, que se convirtió ese día en el debutante más veterano de la Euroliga. «Es algo para recordar toda la vida. No tanto por el resultado -perdieron 97-72- pero sí por lo que significaba para el club y también lo que suponía para mí», asume el veterano jugador de 40 años. Las recompensas, en el caso de Albert Oliver, están llegando juntas al final de su carrera. En noviembre, Scariolo le convocó para disputar dos partidos de clasificación para el Mundial y después de aquel estreno con la selección le ha llegado el de la Euroliga. «Lo que no conseguí de joven, lo estoy consiguiendo ahora. Me están pasando muchas cosas bonitas en estos últimos años, pero aunque no hubiera sido así, yo estaría contento con mi carrera. Claro que me habría gustado ganar más títulos o haber disputado un Europeo o un Mundial con la selección, pero estoy orgulloso de lo que he conseguido durante todos estos años», reconoce tras dos décadas en las canchas de la ACB. Oliver debutó en 1997 en las filas del Joventut y desde entonces ha disputado 21 temporadas sin descanso. «Tengo suerte de que las lesiones me han respetado y que el cuerpo me responde bien para seguir a un nivel alto», explica. Cuestión de fortuna, pero también de trabajo. Hace tiempo que el base extrema los cuidados de su cuerpo. Ha dejado de comer carne y pescado y trata de dormir siempre al menos ocho horas. «La alimentación es fundamental para una buena recuperación. Es ahí donde más me cuesta, porque ya no tengo veinte años», señala. A sus 40 años, sabe que el final está más cerca, pero se ve con cuerda para jugar todavía «uno o dos años más». «Cuando llegué aquí, con 33, pensaba que venía para dos o tres temporadas. Creía que me quedaba poco, y mira... Disfruto más ahora del baloncesto, porque sé que me queda menos. Me gusta entrenar cada día y sigo poniéndome nervioso antes de los partidos como cuando era un chaval. Incluso me voy a casa enfadado cuando perdemos. No lo puedo evitar», asume el catalán, que con los puntos conseguidos el viernes frente al Fenerbahçe se convirtió en el jugador más veterano en anotar en un partido de Euroliga. Ahora, el reto es sumar la primera victoria para seguir haciendo historia en el Herbalife Gran Canaria. Un triunfo que podría llegar hoy en el histórico duelo ante el Barcelona.

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