miércoles, 31 de octubre de 2018

«La manada de Villalba» retuvo a la discapacitada violada por turnos nueve horas

«Deja que te ayudemos, no te vayas a caer. El pavimento está desnivelado por las obras y no se ve nada». Eso fue lo que le dijeron los integrantes de «La manada de Collado Villalba» a la mujer con una discapacidad intelectual del 65% a la que violaron por turnos en la casa okupa donde residían. Ocurrió el 4 de agosto. Ella les acompañó de buen grado sin saber el horror que la aguardaba. Estuvo retenida nueve horas. El grupo, integrado por tres españoles de etnia gitana –dos de ellos hermanos–, y un magrebí se aprovechó vilmente de la situación de vulnerabilidad de la víctima, de 33 años y una edad mental de 12. Los sujetos, de 18, 20, 21 y 32, respectivamente, aprovecharon para introducirla en el chalé en el que vivían de forma ilegal junto a más usurpadores, situado en la calle de Nicolasa Fernández, muy cerca de la estación de Renfe. Tal vez la conocían de vista y decidieron agredirla sexualmente. Lo cierto es que actuaron sobre la marcha con notoria crueldad, según ha podido saber ABC. Eran las once de la noche aproximadamente. Ahí, en un dormitorio de la casa, tres de ellos, se sospecha que los españoles –los hermanos Alberto y Carlos G. L., de 18 y 20 años e Iván Z. S, de 21, respectivamente– la violaron por turnos, mientras mantenían a la aterrorizada mujer encerrada sin que nadie hiciera nada por ayudarla. El último agresor la llevó andando hasta un descampado. Su excusa: no podían hacer ruido porque llamarían la atención Su inconsolable llanto y sus gritos de desesperación y de dolor, que no cesaban, hicieron que un cuarto sujeto, supuestamente el de origen magrebí, Abdelhack E. H., de 32 años, se brindara a ayudarla. Sin embargo, la pesadilla para la pobre mujer no había terminado aún. Le faltaba un último capítulo, dado que este desaprensivo individuo la sometió a un nuevo engaño para que le acompañara de forma voluntaria Así, abrió la puerta del cuarto en la que sus compañeros de «La manada» la tenían encerrada. Tras ello, le dijo que la iba a ayudar a escapar, pero que tenían que hacerlo a pie: no podían coger el coche para que los demás no escucharan el ruido y se percataran de lo que ocurría. Caminando , la llevó a un descampado, donde la agredió sexualmente. Cuando la mujer pudo zafarse del sujeto y acudir a la gasolinera más cercana, una BP del Polígono 29, eran las ocho de la mañana. Tras alertar a Emergencias y Guardia Civil fue trasladada hasta el hospital del municipio, donde se activó el protocolo para estos delitos. Graves secuelas Las pruebas demostraron que la víctima había sido forzada, ya que tenía múltiples desgarros. Sufre graves secuelas psicológicas. Identificar a los presunto autores fue fácil, dado que en esa casa se han producido muchos altercados. Además de los restos biológicos, las cámaras de las inmediaciones grabaron a los tres primeros detenidos de «La manada» (a finales de agosto) con la mujer y luego, casi al amanecer, a ella con el cuarto miembro del grupo. Este huyó tras lo ocurrido y fue arrestado hace dos semanas al volver de Santander. Pensó que ya no corría peligro. Erró.

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