viernes, 1 de junio de 2018

Sánchez llega al poder sin concretar cuándo convocará las elecciones

El PSOE llegó al debate de la moción de censura con las cosas muy claras. Pedro Sánchez hizo el discurso que tenía que hacer para ganar la moción de censura. Ni más ni menos. Pero cuando se subió a la tribuna el secretario general del PSOE tenía muy definida la partida que quería jugar. Y la certeza de que la iba a ganar. Durante el martes el secretario de Organización, José Luis Ábalos, se vio con todos los grupos parlamentarios. En su encuentro con el PNV, en el que participó también su número dos en Ferraz, el navarro Santos Cerdán, fue donde surgió la que en las filas socialistas aseguran que es la única petición que les hicieron los nacionalistas vascos: mantener los Presupuestos Generales del Estado aprobados hace apenas una semanas por el PNV junto a PP y Cs. Tras aquella reunión con el PNV las muy pocas personas que en el PSOE estaban al tanto de la negociación se fueron a la cama con la sensación de que el acuerdo estaba cerca. Como avanzó ayer este periódico, el PSOE estaba en condiciones de «garantizar» al PNV que mantendría estos Presupuestos. «En las fechas que estamos es imposible además plantearnos unas cuentas, y la alternativa era hacerlo con los prorrogados», justificaban fuentes socialistas ayer. Sánchez se subió a la tribuna dispuesto a apuntalar unos apoyos que él sabía casi garantizados, según reconocen altos dirigentes del partido. «Me comprometo a gobernar con los Presupuestos ya aprobados. Es una decisión desde la responsabilidad para garantizar la gobernabilidad de nuestro país. Este no es nuestro Presupuesto pero no lo vamos a retirar por responsabilidad de Estado», dijo Sánchez. El líder del PSOE planteó prioridades de su hoja de ruta que no hacen presagiar que pretenda un gobierno corto. No planteó cuándo habría que convocar elecciones y sí manifestó su voluntad en varias réplicas de «ver si podemos llegar a un acuerdo respecto al techo de gasto y ponernos de acuerdo para los Presupuestos de 2019». Un escenario incierto El futuro Gobierno de Sánchez abordará un escenario plagado de incertidumbres. Sánchez reiteró ayer su voluntad de configurar «un Gobierno socialista». Su idea sigue siendo la de un Ejecutivo monocolor, y que por tanto tendrá una base muy exigua de apoyos garantizados. Con una Mesa del Congreso en la que PP y Ciudadanos mantendrán la mayoría y con un Senado pilotado con sólida mayoría absoluta del PP, sí es verdad que preocupa a muchos en el partido cómo se va a poder gobernar. Un veterano dirigente rechaza esos temores. Pone de ejemplo que el PSPV tiene en Valencia el mismo porcentaje de diputados que en el Congreso «y allí llevamos tres años». Los presidentes autonómicos del partido como Susana Díaz y Emiliano García Page han advertido de que no se pueden hacer concesiones a los independentistas. Pero todos comparten que no había alternativa a la moción y creen que, por el momento, Sánchez se ha limitado a garantizarse llegar a Moncloa. Pero ayer cuándo se escuchó el discurso de ERC hablando de «relación bilateral» muchos se alarmaron. Sánchez en su réplica a Pablo Iglesias insistió en su rechazo al derecho de autodeterminación. Pero lo cierto es que Sánchez cimentó su aritmética para ser presidente poniendo punto final al discurso duro que había mantenido hasta la pasada semana, cuando entre otras cosas proponía modernizar el delito de rebelión para adaptarlo a lo que ha sucedido en Cataluña. Ese discurso fue otro ayer. Y sin abandonar el marco de que «cumplirá la Constitución» a la vez que se comprometía a abrir el diálogo con el nuevo Govern de la Generalitat de Cataluña. Un diálogo que hizo extensivo al PNV. «Yo me reuniré e intentaré tender puentes con la nueva presidencia de la Generalitat de Cataluña». «Nos cargamos a Rajoy y a Rivera el mismo día» En las filas socialistas existe un gran entusiasmo por la posición en que queda Ciudadanos, que era considerado gran competidor para los socialistas. «Hasta hace poco competían con la perspectiva de quién de los dos iba a ser el primer partido de un futuro Gobierno, ahora se van a pelear por ser la oposición», reflexionaba ayer por la tarde un dirigente del partido. Y esta persona, auguraba: «que se prepare Cs, porque el PP como enemigo...» El vicesecretario general del PSPV, Manolo Mata, expresaba con meridiana claridad. Lo hacía a partir del bronco debate que mantuvieron Pedro Sánchez y Albert Rivera en el que el líder socialista cuestionó la lealtad de Rivera, criticó su oportunismo y puso en evidencia su soledad. Sin querer apoyar al PP pero sin querer derrocarlo. El comentario de Mata resumen a la perfección el estado de ánimo del PSOE ayer: «A este paso Pedro Sánchez no solo se carga a Rajoy, sino a Albert Rivera el mismo día». De hecho, en las primeras horas tras la presentación de la moción de censura, cuando las posibilidades de que prosperase eran más bien ciertas, la tesis de que se obtendrían beneficios en cualquier caso porque serviría para retratar a Albert Rivera votando con el PP. Ayer en el PSOE daban por cumplido ese objetivo, con el aliciente de que además la moción saldrá adelante.

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