Cuenta la sabia tradición que para ser torero primero hay que parecerlo. Tal vez esta frase sagrada, atribuida su inexacta autoría a leyendas como Juan Belmonte o Joselito el Gallo , también se cumpla en el deporte de las 12 cuerdas. Al menos, así fue en el caso de José Manuel Ibar , un varón de figura esculpida que primero aparentó ser un salvaje púgil y luego trató de aprender a boxear. Esta es la historia de un carismático hombre que adoptó el nombre de su caserío, Urtain, en su frenética ascensión en el mundo del boxeo; la fábula de un héroe confeccionado meticulosamente para el triunfo que levantó a un país del sofá ; la realidad de un mortal... Ver Más
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