lunes, 22 de enero de 2024

El Atlético se repone a su desgana ante un valiente Granada

PESTAÑA j21-granada-atletico-liga23/24 Crónica 4 Es tan esplendorosa la oferta cultural de la ciudad de Granada que el hecho de acudir a un partido de fútbol nocturno, ante los vientos helados que bajan de Sierra Nevada y en el siempre triste lunes invernal, no parece la opción más sensata. Pero, ¿qué ínfima relevancia tienen la cordura o la lógica cuando ante sí está la emoción de un pueblo? Reciben los hijos de la Alhambra a su herido equipo con voces de aliento y luces de bengala; incluso sufre el autobús local para atravesar ese mar de camisetas rojas y blancas a las puertas de Los Cármenes. Es solo la jornada 21 de la Liga, aunque la alargada sombra de un nuevo descenso despierta miedos pretéritos en una entidad con la soga al cuello. Frente a la prisa nazarí y su innegable necesidad de tratar cada partido como una oportunidad para volver a la vida y recuperar toda esa confianza perdida tras un sinfín de derrotas, el Atlético de Madrid visita el sur de la península con el autoestima por las nubes. Sin embargo, las alegrías coperas, la superioridad moral que invade a cualquier mortal al ganar un derbi, poco influyen en su fútbol en los compases primarios del partido. Lo sienta en su corazón o no, el Atlético puede perder el tren de la Champions League mientras su juego se acerca más al temor que a la bravura. No combina en campo rival, no presiona la salida de balón del Granada, no propone nada más allá del repliegue y algún que otro tímido contragolpe. Tampoco hay rastro de la ingente cantidad de talento de Griezmann , ni de la calma de Barrios o las diabluras de Riquelme : el Atlético, como si tuviera enfrente a un gigante, entrega el protagonismo del encuentro al penúltimo clasificado de la competición. Es más, salvo un tímido disparo de Morata que ataja sin problemas el argentino Batalla, el Granada, para su sorpresa, tiene el partido bajo control. Retiene demasiado el balón, al que soba en los pies de sus mejores jugadores (Zaragoza y Villar), pero carecen los hombres del Cacique Medina de argumentos reales para encontrar una grieta en la defensa atlética. Sin fluidez alguna, pasan lentos los minutos de una terrible primera parte que, cuando al fin acaba, alivia al personal que llena el estadio de Los Cármenes. Sin pasión, es realmente complicado disfrutar de tal espectáculo. Simeone es consciente de los males de su equipo y encuentra a varios culpables en el descanso. De Paul y Lino , ambos en un estado de forma soberbio, sustituyen a Llorente y Riquelme . Quizá espoleado en la riña del interludio, mejora el Atlético notablemente cuando de nuevo pisa el césped granadino. Muerde arriba, gana cada duelo en el centro del campo y, como caracteriza a su idea futbolística en esta temporada, el Atlético es ahora un equipo valiente y vertical. Un binomio especial En una circunstancia proporcional a la calidad de sus futbolistas, la osadía visitante se traduce temprano en ocasiones de gol. La primera oportunidad la desperdicia Lino, que dispara blando al pecho de un muy seguro Batalla. No obstante, momentos después del lamento del carrilero brasileño, un precioso centro de Griezmann a la cabeza de Morata rompe el 0-0 en el minuto 54. El VAR duda; la posición de ese hombre que ya ha marcado 13 tantos en esta Liga pertenece a ese indescifrable limbo en el que es imposible saber si el delantero está o no en fuera de juego, aunque el 0-1 es una realidad. En un partido donde brillaban por su ausencia, el letal binomio del ataque atlético acude al rescate. El Granada se levanta de la lona, sí, ataca valiente e inclina el campo hacia la meta de Oblak , pero no tiene recursos para incomodar a la poblada zaga de los de Simeone y, cuando Areso recoge un rechazo en el área pequeña y bate al portero esloveno, Hermoso repele la bola bajo palos. Sobrevive el Atlético y abraza de nuevo a la victoria por un gol a cero para acechar la cuarta posición liguera.

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