viernes, 5 de enero de 2024

Hezonja y Musa deciden el partido del siglo: El Madrid gana al Efes tras cuatro prórrogas

PESTAÑA madrid-efes-j19-euroliga-23/24 Crónica 4 El Real Madrid parece que necesita hacer historia a cada segundo, así es su alma. Cuando parecía que en este 2024 pelearía por hacer la mejor temporada regular de la Euroliga, solo dos derrotas en los 18 primeros partidos, en la noche de los Reyes Magos le dio por ser protagonista en el que, seguramente, sea el partido del siglo en el baloncesto europeo. Nunca se habían jugado tres prórrogas en la historia de la Euroliga y los blancos, con la ayuda inestimable del Efes, firmaron nada menos que cuatro. Un partido de más de tres horas grandioso, kilométrico y repleto de canastas que quedarán grabadas a fuego en la retina. En el plano terrenal fue Musa quien lideró a los locales. El bosnio firmó su mejor partido de blanco tras sumar 40 puntos, un cifra inverosímil, legendaria. Actuación que, por otra parte, fue igualada por los turcos. El Efes ya no es el campeón que era, pero anoche reflotó para llevar al rey del continente hasta el límite, a otra dimensión. En ese momento, cuando todo carecía de sentido y los daños físicos y psicológicos eran irreparables en los atletas, en los héroes más bien, apareció Hezonja para rematar un duelo que parecía inmortal con un triple que generó más alivio que jolgorio en el WiZink, pues todos querían volver con sus familias pese a que eran conscientes de que, seguramente, estaban viendo algo irrepetible. Se mostró empandado el Efes en el WiZink, preso de la debilidad de Pleiss en el poste ante Tavares y dócil ante la atenta defensa madridista, que robó hasta tres balones en los primeros minutos de partido. Sin embargo, los blancos tampoco estaba finos en el lanzamiento, toscas sus posesiones en estático, quizás todavía confusos los pupilos de Mateo tras ser cómplices de la resurrección del Barcelona el miércoles. Ante las dudas, el Madrid recordó que en su bando se encuentra el pívot más dominante de Europa. Se centró en suministrar balones a Tavares y, como siempre, el caboverdiano respondió con contundencia, muy inconsciente Oturu a la hora de encarar el desafío, como si el africano fuera uno más. Hezonja sacaba de quicio a la defensa turca con sus diabólicas danzas y el Madrid, a su vera, comenzó a construir la primera ventaja de la noche. Pero los blancos, de la nada, sufrieron una desconexión. Tavares se retiró al banquillo y los espacios florecieron para un Efes que, pese a no tener la gran plantilla de antaño, rebosa físico y precisión para castigar los despistes. El parcial fue contundente (0-7) y el marcador se apretó. El nuevo escenario envalentonó a los visitantes que, liderados por un gran Darius Thompson , ex del Baskonia, abrazaron el liderazgo del duelo. Solo un triple de Hezonja, que rompió la malísima dinámica madridista desde el triple (2 de 15 en la primera parte) y una bella bandeja de Musa devolvieron el timón a los locales antes del descanso. Pero había mucho que mejorar. La dinámica fue continuista para el Madrid y el Efes volvió a la carga tras la reanudación. No atinaban los blancos, deficitaria su defensa a la hora de proteger la zona. Todavía peor era su actitud en el rebote, que permitió a Mike Daum coger hasta dos rebotes ofensivos consecutivos ante la histeria de Tavares, que reprochaba a sus compañeros que no cerrasen los pasillos hasta el aro. «¡Rebotear y correr!», exigía Mateo a sus pupilos, casi afónico. Pero el partido iba de ráfagas, de altibajos en ambos bandos, y tras alcanzar el Efes los diez de ventaja, Musa dijo basta. Poseído, no paró de atacar la canasta y los puntos y las faltas comenzaron a caer sobre los de Estambul. No paraba de gritar el bosnio, y es ahí cuando su baloncesto balcánico se vuelve más peligroso. Seis puntos consecutivos del alero volvieron a aupar al Madrid, a levantar al WiZink de su asiento. El empeño del Efes era encomiable porque, a base de inventivas, conseguían mantenerse a rebufo e incluso tomar la delantera. El problema del Madrid es que era incapaz de ser continuista. Sus mejores momentos, los que le permitían estar cerca de cerrar la victoria, venían seguidos de atascos importantes tanto en defensa como en ataque. Y el Efes no desperdiciaba ni una oportunidad. Dos prórrogas Pero, como demandaba el guion, apareció de nuevo Musa. Con un triple estratosférico, que le permitió superar su mejor marca de anotación en la Euroliga, empató el partido. Imitando a Cristiano Ronaldo , dirigió su fría mirada a la grada y pidió calma, él estaba al mando de la situación. Su liderazgo necesitaría continuidad porque, cómo no, el partido se fue a la prórroga. El tiempo extra sí que no tuvo ningún sentido. El Madrid, por fin, sí estaba siendo competente en todos los aspecto del juego. Pero el Efes, personificado en Shane Larkin , quería, como mínimo, que le partido no acabase jamás. Una canasta inverosímil del base estadounidense ante Tavares, con falta incluida, puso el empate a 88. Ya con el cansancio y la tensión haciendo estragos en los jugadores, nadie pudo deshacer el empate. Y, tras fallar Hezonja un triple liberado, la segunda prórroga fue una realidad. En en el abismo y con el duelo convertido en un rompecabezas irresoluble, Larkin, Pleiss y Thompson, con tres triples casi consecutivos, cerraron casi de manera definitiva uno de los enfrentamientos más memorables, por alternancias y bravura, de los últimos años en la Euroliga. Pero no. Hezonja , sobre la bocina y con un gancho simplemente inexplicable, sentenció que, por primera vez en la historia de la Euroliga, debía haber una tercera prórroga. Y otras dos Ya no sabía por qué protestaba la afición madridista, demente ante el malévolo y ya legendario espectáculo que presenciaba. Tavares hizo el empate a 111 a falta de solo cinco segundos. Larkin falló y, adivine qué. Llegó la cuarta para el delirio del WiZink. Incluso alguno de los jugadores levantó los brazos con desasosiego, incrédulos y con ganas de irse a casa a abrazar a sus familias. Metía un triple Larkin, metía un triple Hezonja. Las expulsiones, como es lógico, comenzaron a acumularse y Oturu, con una fuerza sobrehumana, no paraba de volar sobre Tavares. Pero Hezonja, esta vez sí, lo mató desde la línea de tres. Se acabó la tinta, no había nada más que escribir, al menos hoy, de uno de los partidos más emocionantes de la historia del baloncesto europeo. Pura leyenda.

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