domingo, 29 de octubre de 2023

Superado por Araujo, enredado en discusiones inocuas y el enfado de Ancelotti: el gris clásico de Vinicius

La primera pelota que pasó por los pies de Vinicius en Montjuic no era válida. Estaba en posición de fuera de juego, en una incursión por la banda izquierda, y una vez que le fue señalado lanzó el balón a la pista de atletismo, desatando la ira de los aficionados azulgranas. Un acción innecesaria convertida en premonición de la actitud del brasileño en el clásico. Lamentablemente, Vinicius volvió a recibir insultos racistas por parte de un sector de hinchas del Barcelona. Ofensas xenófobas inaceptables y reincidentes. No es la primera vez que le llaman 'negro' y 'puto mono' en un Barça-Madrid. Está por ver si esta vez el club azulgrana sí que da con los autores de este delito de odio, algo que no sucedió anteriormente. De momento, junto a LaLiga , ha abierto una investigación de los hechos, que nada tienen que ver con el comportamiento de Vini el pasado sábado. Noticia Relacionada real madrid estandar No 20'5 millones de seguidores, 150 millones de valor, 13 goles y 19 puntos: Huracán Bellingham Rubén Cañizares El inglés ha multiplicado por dos sus 'followers' en Instagram desde que fichó por el Madrid, y los ha aumentado un 66% en Twitter En las dos últimas temporadas, el brasileño ha sufrido marcajes, patadas y provocaciones que han sobrepasado claramente el reglamento, pero esta campaña la realidad es distinta. A Vinicius le están defendiendo con la intensidad que requiere un futbolista de su talla, pero con nobleza, como sucedió con Araujo en el clásico. De ahí que no gustara su comportamiento en ciertas acciones en las que decidió irse al suelo y protestar, a pesar de haber perdido limpiamente el duelo. Vinicius no tuvo uno de esos arbitrajes que tantas otras veces ha sufrido. Ni en el clásico ni, tampoco, en ninguno de los partidos que ha jugado esta temporada. El ruido a su alrededor ha bajado bastantes decibelios. De ahí que no se entienda que se centre en el juego y se olvide de esos enfados y protestas inocuas que no le llevan a ningún lado. El propio Ancelotti le recriminó en un par de ocasiones, durante la primera parte del clásico, que siguiera corriendo si el árbitro no pitaba nada. Y en el 93, ya con el 1-2, tuvo que cogerlo del brazo para sacarlo del campo tras recrearse en su sustitución: «Él salía muy tranquilo y le he dicho que tenía que salir un poco más rápido. Le he ayudado a salir», explicó Carletto, que no quiere que se encienda un fuego que el año pasado ya provocó demasiados incendios.

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