domingo, 15 de octubre de 2023

España celebra la Eurocopa con fútbol

PESTAÑA noruega-espana-clasificacion-eurocopa2024 Crónica 4 Con margen en el calendario y autoridad en el campo, la selección celebra su clasificación para la Eurocopa de Alemania. Lo hace con un proyecto solvente, fútbol de nivel superior y un jugador de categoría premium, Rodri. La potencia y explosividad de Haaland , un bárbaro en movimiento, se difuminaron ante el juego próspero y dinámico de España, que mira el futuro en el césped con más optimismo que en las oficinas. Noticias Relacionadas estandar No fase de clasificación de la eurocopa 2024 Noruega hace invisible a Haaland Rubén Cañizares estandar No Fútbol / Noruega-España «¡Para qué la tocas!»: el lance egoísta de Morata que le quita un gol a España Martínez Montoro La noche va de ser o no ser para Noruega. Si pierde Haaland se queda sin Eurocopa, la tercera gran cita que vuela para el gigante del Manchester City (Mundial de Qatar y Eurocopa de 2020). Pero no hay drama en la previa del choque, sino un ánimo común de prosperidad para un país que posee la renta per cápita más elevada de Europa. Tampoco en el estadio el asunto adquiere tintes de tragedia. «No es vida o muerte, no tenemos la pasión de los españoles», dice Hans, un aficionado que ofrece charla en el tren. Y en el estadio Ullevall, lo mismo. Animan sin cesar 50 detrás de un fondo y los 22.000 noruegos restantes se toman el partido con interés y sin estrés. Ansu Fati De la Fuente sorprende con Ansu Fati en la alineación, esfumada la aureola de estrella del canterano del Barça en una cesión sin mucho lujo al Brighton. Una apuesta de autor que, durante la pimera parte, describe la naturaleza del ser humano: nadie es infalible en la toma de decisiones. Fue un rendimiento escaso y fallido del extremo azulgrana, nervioso con el balón en los pies y sin claridad para fomentar el juego armonioso que propone la selección. Fue un ejercicio de estilo frente a Haaland. Un fútbol de academia, largas posesiones con continuas vueltas a empezar, presión tras perder el balón, penetración por las bandas y centros laterales en espera de la aparición del mejor Morata conocido. Ante esa propuesta que hunde al rival en su área, lo va arrastrando hacia su portero, Noruega suelta a Erling Haaland. El delantero del City se asemeja a una manada de bisontes en estampida. Con el balón o sin él, genera una psicosis colectiva en la selección. Los centrales se activan como por ensalmo, tratan de frenar aquel vendaval de músculos en movimiento, por las buenas o por las malas. Antes del minuto 30 Le Normand ya tiene una tarjeta por sujetar a aquella mole. España capitaliza el balón a partir de Rodri, un seguro de asociación colectiva que suele tomar siempre la mejor opción para la circulación de la pelota. Fabián se comporta con más brío que Mikel Merino en Sevilla. Y Gavi no acepta un no por respuesta. Es pura energía y vitalidad con la pelota y sin ella. Sucede que Ansu Fati no está, Fran García se contagia por esa banda maltrecha y las correrías de Ferrán no se materializan en un resultado potable. Morata se equivoca al empujar a gol el despeje del defensa nórdico porque venía de fuera de juego. Sin el gol que España mereció -Carvajal chuta alto, Rodri tampoco atina de lejos-, el partido se vuelve hacia Haaland, porque ni la zurda exquisita de Odegaard atiende las necesidades noruegas. Dos esprints del delantero del City siembran el pánico entre los españoles. Laporte tapa un tiro que iba dentro y entre tres ibéricos que corren como posesos hacia atrás consiguen que el noruego se trastabille. Es Haaland o nada. Sin contemplaciones De nuevo De la Fuente decide sin contemplaciones. No asoman tras el descanso Ansu Fati y Le Normand, los dos agujeros por donde se escapaba el agua. El ritmo de la selección no afloja con Oyarzábal, mientras a Haaland le sopla la espalda un central sin amonestación, David García. El gol llega por un centro lateral, seña de identidad de este selecionador. Fran García la pone y la cadena de rebotes y posibles fueras de juego termina con un zurdazo de Gavi a gol. Cinco minutos de deliberaciones por otro fuera de juego con intervención de Morata concluyen con el 0-1. España no solo se defiende con el balón en sus botas. Se siente mejor. Hay calidad, sobre todo en el centro del campo, para imaginar partidos con un ritmo más alto y más concluyentes en la resolución, el último pase, la visión del mediapunta, ese toque final delicatessen. Haaland se cansa. La salida de Musa no remedia su mal: no ha recibido una pelota en condiciones. Chuta por primera vez a puerta en el mimuto 83. España está en otra dimensión, en la Eurocopa.

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