
Vox intentará influir en Isabel Díaz Ayuso y condicionar su política en la Comunidad de Madrid, aunque la candidata popular no necesitará el apoyo de la formación de Abascal para ser investida presidenta. Solo con la abstención le basta a los populares para seguir al frente del Gobierno de la región en segunda votación, si en la primera no alcanza la mayoría absoluta y Vox no da su apoyo afirmativo. Si en la campaña electoral el PP estrechó el espacio a Vox, los resultados electorales también maniatan a la formación de Abascal. Ayuso ha insistido en que su objetivo era gobernar en solitario, por lo que Vox solo será decisivo para sacar adelante los presupuestos de la comunidad y las leyes que impulse el Ejecutivo madrileño. Pero Rocío Monasterio despejó ayer esta incógnita en una breve comparecencia, al asegurar que «en los próximos días facilitaremos la investidura de Díaz Ayuso». Pero incluso fue más allá, al afirmar que «comienza un cambio de rumbo en España», que solo será posible si hay una colaboración entre ambas formaciones políticas. Esta afirmación fue compartida por el propio Abascal, que felicitó «efusivamente» a Díaz Ayuso, a la que solo atacó en el mitin del cierre de campaña». A continuación subrayó que esta victoria «consolida un cambio de ciclo en España». Aguanta la presión del PP Vox aguantó el empuje de la candidata del Partido Popular y consiguió mantener su número de escaños en la Asamblea de Madrid e incluso aumentarlo en uno más. A partir de ahora, Vox intentará rentabilizar sus trece escaños y separar la victoria del PP en Madrid con el resto de España, para seguir aspirando a «ser la primera fuerza política», como así lo afirmó el líder de la formación. Este resultado le permite a Vox seguir siendo un actor a tener en cuenta para el futuro de la derecha española, aunque habrá que ver si el resultado de Isabel Díaz Ayuso es extrapolable a otras comunidades autónomas y tiene un efecto rebote. Vox insiste en pedir elecciones en los territorios en los que apoya al PP, como Murcia y Andalucía, con la esperanza de subir su representación parlamentaria y poder hacer un marcaje más extrecho sobre los populares en el resto de España y alejarlo así del triunfo de Ayuso. En las elecciones autonómicas de abril de 2019, Vox irrumpió en la política madrileña consiguiendo 12 escaños y el 8,88 por ciento de los votos, hasta un total de 287.667. Sin espacio Uno de los factores que jugaba en contra de la formación de Abascal era el perfil de la candidata Ayuso, cuya posición política dejaba sin espacio a Vox. Su discurso duro contra el Gobierno de Pedro Sánchez, una gestión de la pandemia respaldada por la ciudadanía y su mano tendida a Vox, obligó a la candidata Rocío Monasterio a centrar la campaña en la inseguridad y la inmigración. Además, para reforzar la posición de Monasterio se implicó personalmente el presidente de Vox que acompañó a la candidata a la mayoría de los actos electorales. Ha sido su jefe de campaña y el que ha marcado el discurso en un momento especialmente complicado para esta formación. La campaña de Vox ha estado marcado por los actos de violencia que ha sufrido por parte de la izquierda radical. Los ataques comenzaron el mismo día de la presentación de la campaña en Vallecas y continuaron días después en el municipio de Navalcarnero. El fuerte dispositivo policial evitó que estos actos de violencia continuaran. El pasado sábado se conoció que la Policía había detenido a dos personas, un trabajador de Podemos y un hombre vinculado a grupos ultras que hace funciones de escolta personal de Pablo Iglesias por participar en las algaradas de Vallecas. Ahora habrá que ver si Díaz Ayuso invita a Vox a entrar en el Gobierno, o los de Abascal prefieren seguir dando apoyo extraparlamentario, pero no tener responsabilidades de gobierno. De hecho, en el discurso pronunciado ayer por Monasterio yAbascal para valorar los resultados, en ningún momento se refirieron a la posibilidad de incorporarse al Ejecutivo.
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