lunes, 24 de mayo de 2021

El ramo de Pantic, la esencia del doblete

Justo hoy han pasado 25 años desde aquella tarde en el Vicente Calderón, en la que dos goles de Simeone y Kiko al Albacete embarcaron al Atlético en la mejor temporada de su historia: Liga y Copa en un 1996 para nunca olvidar. El estadio que albergó aquel día una fiesta salvaje ya no sigue en pie, demolido por la modernidad, pero el fervor rojiblanco por su equipo se continúa manifestando en una mujer de 74 años con un rastro de heridas a sus espaldas. Margarita Luengo ya no tiene bazo ni vesícula y arrastra las secuelas de nueve operaciones de rodilla. Ha pasado el Covid asintomática, aunque los efectos se dejan sentir en su organismo: anemia, dolor en las articulaciones, jaquecas... Desde aquel gol de Simeone hace 25 años, que enlaza en su personaje con la Liga ganada el domingo en Valladolid, Margarita no ha faltado a su cita sentimental en cada partido del Atlético. Siempre hubo en el Calderón y más tarde en el Wanda un ramo con 24 claveles (doce rojos y doce blancos) dedicados a Milinko Pantic, su ídolo, otro de los héroes del doblete. La historia del ramo de flores representa de alguna manera la esencia del doblete, del Atlético. Un sentimiento cercano a lo irracional que convierte objetos en iconos, fetiches para la parroquia. Margarita Luengo, que vive en Talavera de la Reina (Toledo) y ha dedicado su vida a los negocios de bares, merenderos y similares, veía en primera línea y en la perspectiva idónea los saques de esquina que lanzaba Pantic, siempre precisos, con la curva perfecta de fuera a adentro. Se enamoró de esa exactitud y del jugador que llegó promocionado por Radomir Antic. El desliz de Pantic La relación fructificó por un desliz de Pantic. Los claveles le molestaron al lanzar un centro desde la esquina y el centrocampista los retiró malhumorado. Margarita se ofendió y le envió a una nota a través de un contacto del club. «No tires las flores. Son para ti», le escribió la veterana aficionada. Desde ese día de 1996, Pantic pasó a convertirse en un allegado tan cercano al hogar de Margarita que ésta no duda en afirmar hoy: «Milinko es como un hijo para mí. Viene a las cenas de nuestra peña en Talavera de la Reina, nos hablamos con cierta frecuencia, nos felicitamos las Navidades...». El Atlético ha hecho suyo el legado de Margarita. Durante el fútbol pandémico, sin público en las gradas del Metropolitano, un jugador del primer equipo o alguien representativo de la entidad depositaba los 24 claveles que la aficionada toledana compraba cada fin de semana para Milinko Pantic. Koke o Saúl han pasado por el protocolo que se convirtió en costumbre en el Vicente Calderón desde aquella Liga conquistada con el gol de cabeza de Simeone. El simbolismo de Margarita Luengo y su icónico ramillete quedó plasmado en la historia de la institución el pasado 16 de mayo, en el penúltimo partido de Liga que enfrentó a su Atlético contra el Osasuna. Duelo de taquicardia para los rojiblancos, pues Budimir marcó primero para los navarros y en un arreón final, Lodi y Luis Suárez encauzaron el triunfo para el equipo del Cholo. «Fue un detalle muy especial por parte del club –relata a ABC la venerable anciana–. Me invitaron a poner mis flores y luego al palco, donde era la primera vez que iba. En el palco estuve muy bien, me trataron fenomenal, pero sentí el estadio muy triste, sin público, todo en silencio. Me dio mucha pena. Menos mal que se escuchaban los ánimos y los gritos de la gente que estaba fuera del estadio». En el Vicente Calderón, Margarita ocupaba la localidad 25 de la fila 4, justo en la diagonal del córner del fondo sur que daba al paseo de los Melancólicos. Fútbol y pasión rojiblanca a ras de suelo. En el moderno Wanda de anchos pasillos y vomitorios sin apreturas, ha elegido una ubicación similar. La fila 18 de la línea horizontal paralela a la portería del fondo sur. A unos pasos del córner de su ramo de claveles. «Mejor en la grada» «Agradezco el detalle al club, pero prefiero la grada al palco –comenta–. En el graderío puedes expresar tus sentimientos sin tanta etiqueta, estás en contacto con tus amigos, tu familia, tu gente. Es el fútbol de toda la vida que yo he vivido. Es todo más natural». Los atléticos viven estos días en la nube de la felicidad por el título conquistado en Zorrilla. Margarita es una más en ese universo colchonero. Analiza con mirada de hincha: «Estoy muy contenta. Es un título muy merecido porque hemos sido el equipo más regular de la Liga. La primera vuelta fue sensacional y era imposible repetir en la segunda. Nos ha pasado de todo, lesiones, el Covid... Es una suerte que haya venido con nosotros Luis Suárez, porque es un delantero sensacional. Y Oblak, que es el mejor portero del mundo. Me gustan todos, porque tenemos una plantilla estupenda, pero yo tengo especial cariño por Koke y Saúl, son de la casa y lo sienten de verdad como si fueran aficionados». Al final de la historia, confluyen Margarita Luengo y Simeone. «No quiero que el Cholo se vaya del Atlético. Quiero que esté siempre con nosotros, hasta que él quiera. Nos sacó del hoyo en el que estábamos con Manzano, nos ha llevado cada temporada a la Champions, perdimos dos con el Madrid, pero ¿qué le vamos a hacer? Nos ha llevado muy lejos, nos hecho mucho más grandes. Solo digo que si un día se quiere ir, me encantaría que su sustituto fuese Pantic».

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