
Renovarse o morir. La máxima de inspiración unamuniana nunca estuvo tan presente en Ciudadanos (Cs), que afronta dos meses en los que se abre un debate interno crucial para su supervivencia. Después de desaparecer de la Asamblea de Madrid y de la interminable crisis que sacude los cimientos del partido desde la malograda moción de censura en la Región de Murcia, en el núcleo duro de Inés Arrimadas son conscientes de que un error más puede traducirse en el final. La formación prepara a conciencia un rearme ideológico en el que quiere implicar a la militancia para resituar a Cs en el mapa político y desprender del imaginario colectivo la sensación de que el partido no tiene futuro. El debate está en una fase muy inicial, ni siquiera se ha abierto formalmente en el Comité Permanente -el núcleo de poder de Cs-, pero se han habilitado canales de comunicación para que la afiliación haga sus aportaciones de cara a la convención nacional que se celebrará el mes de julio. Los dirigentes de Cs son plenamente conocedores de la herida abierta en el partido, con deserciones prácticamente diarias y cargos medios que abandonan la militancia sin renunciar a sus actas -como exige el código ético que firmaron en su momento-. No obstante, la ejecutiva busca reunir a todos los afiliados que siguen creyendo en el proyecto para reflotarlo y, desde ahí, reconstruir un espacio político que ven «necesario» en España.La formación quiere primar su carácter liberal frente al ‘centro’, que ven «devaluado» Algo en lo que coinciden distintos líderes de Cs es en que la propia marca del partido está «dañadísima» y en que han pecado de «indefinición» a la hora de presentarse a las elecciones desde noviembre del 2019. Los votantes, explican, han dejado de entender para qué sirve votar a Cs y eso es algo que no pueden ni deben permitirse. De hecho, en conversaciones informales entre dirigentes de peso ha surgido incluso la posibilidad de cambiar de nombre, renovar la marca o dejar ‘Ciudadanos’ como un ‘apellido’. No se trata de un debate sólido, más bien de ideas al aire que se lanzan estos días, pero lo cierto es que ninguna de las fuentes consultadas descarta que se vaya a producir algo similar. Es algo que se estudiará, pero que en cualquier caso debe ir acompañado de cambios de calado y del aval de la militancia. Banderas liberales Distintas fuentes del grupo parlamentario en el Congreso, que conocieron el debate por la prensa, ven con buenos ojos una modificación siempre y cuando esté acompañada de una recuperación de la esencia liberal. «Cs debe tener diez o veinte banderas y defenderlas a muerte. Que la gente sepa que vota a este partido, se llame como se llame, por esto, por esto y por esto», comentaba una diputada. El daño reputacional de la marca es algo que se arrastra desde hace tiempo y que ya sabía la anterior dirección. Albert Rivera pasó de presentarse el 28-A con el lema ‘¡Vamos, Ciudadanos!’ a esconder su nombre en noviembre con aquel ‘España en Marcha’ que intentó sin éxito emular a Emmanuel Macron. Hay también, sin embargo, quien defiende en el Comité Permanente que Cs no genera rechazo como otros partidos y que el cambio de marca podría resultar contraproducente. Enfrente, dirigentes de peso creen que la marca venía tocada del 10-N y que terminó de hundirse con la pésima gestión de la moción murciana. La presidenta de Cs, que ayer ofreció sus primeras declaraciones a la prensa desde el fatídico resultado en la Comunidad de Madrid, repite estos días en privado un mensaje que ya ha lanzado en público: cabeza en lo económico; corazón en lo social.Cs quiere que el votante apueste por sus políticas: que prime qué pacta sobre con quién Y para que prime ese carácter plenamente liberal, en el partido recuperan una idea que ya promovió Rivera, pero que nunca terminó de cuajar. Cs necesita trascender del eje derecha-izquierda y destacar las propuestas, sus propuestas, para que la pregunta ante cada proceso electoral deje de ser «con quién va a pactar» y pase a ser «qué va a pactar». En la dirección creen que para ello hay que relegar el concepto de ‘centro’ y ceder el protagonismo al liberalismo. Fuentes del Comité Permanente, en conversación con este diario, reconocen que el término ‘centro’ está «devaluado» y «manoseado» por distintos partidos, por lo que comprenden ahora que la formación debe priorizar su factor diferencial: liberal en lo económico -como el PP- y en lo social -donde los populares son conservadores-. Un factor visto, por ejemplo, con el apoyo de Cs a la regulación de la eutanasia, y que se aprecia en temas como la gestación subrogada. La idea: ser liberal en todo.
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