
Durante los años de plomo de ETA era el País Vasco, por razones obvias, el destino menos apetecible para policías y guardias civiles recién salidos de la academia, aunque se compensaba con incenivos como pluses de seguridad y prevalencia a la hora de pedir luego destino. Pero la banda terrorista fue derrotada, entregó las armas y la situación cambió. Todo lo contrario que Cataluña, que si bien antes tampoco era favorita para los agentes más novatos, en los últimos años el clima de crispación por el desafío separatista los ahuyenta todavía más. Ahora, la última afrenta de la Generalitat, marginándolos en los planes de vacunación, ha caído como un jarro de agua fría entre policías y guardias civiles que todavía...
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