viernes, 30 de abril de 2021

Arte a pie de calle

Hace tiempo que el arte callejero dejó de verse como simples «pintadas» o creación menor. El grafiti mostró en el siglo pasado su mejor cara y abrió la puerta a una pintura que ha salido de los espacios cerrados para reivindicarse al aire libre. Los mismos ayuntamientos que antes tenían que asumir la limpieza de fachadas tras una intervención de mejor o peor gusto impulsan ahora una forma de arte que ilumina sus calles y regenera espacios degradados. Distintos colectivos culturales suelen estar detrás de las iniciativas artísticas que dan otro aire a los barrios. La iniciativa se repite en muchos lugares de Castilla y León. El arte urbano se prodiga en las ciudades, pero escapa a esa definición y de ese ámbito para llegar también a muchos pueblos de toda la Comunidad. Autores reconocidos que combinan el lienzo con los soportes de fachadas y muros han contribuido al prestigio del arte a pie de calle y quienes se dedican fundamentalmente a esta disciplina han pasado del anonimato a ser también conocidos y reconocidos. El talante reivindicativo sigue presente en muchas de las creaciones del denominado art street, pero los mensajes se han diversificado con la búsqueda de la calidad por encima de otros objetivos, al igual que el espray convive ahora con otras técnicas pictóricas en las paredes. Del bastidor al muro Entre los pintores que han compaginado el trabajo en el caballete con las obras murales, Manuel Sierra ocupa un lugar destacado con numerosas obras en las provincias de Valladolid -donde vive- y León -donde nació-, aunque su característico y colorido sello sobre paredes, de un marcado carácter social y comprometido, ha llegado también a otros lugares y traspasado las fronteras españolas. Gonzalo Brondo señaliza una de sus creaciones en «Insurrecta»El concurso Golden Street Art de Francia eligió una obra del vallisoletano-segoviano Gonzalo Borondo como mejor obra de arte urbano de Francia en 2020. Para ver esa ilusión óptica de unas puertas pintadas es necesario viajar a Boulogne-sur-Mer, pero existen otras creaciones del autor más a mano. Entre sus proyectos más recientes figura «Insurrecta», que ha llenado las vallas publicitarias de Segovia de motivos relacionados con la revuelta comunera, con el respaldo del Ayuntamiento y Acción Cultural Española. También ha participado en la iniciativa vallisoletana Distrito Vertical. El suyo es un caso de artista callejero que pasa a trabajar a cubierto. Actualmente muestra «Hereditas», una serie de instalaciones en el Museo Esteban Vicente. Un proyecto singular llevó al salmantino Florencio Maíllo a convertirse en artista de calle, aunque sus obras nazcan en el estudio. En 2012 comenzó a instalar en el exterior de las paredes de las casas de Mogarraz (su pueblo) los retratos de las gentes que las habitaron o habitan. El hallazgo de un archivo con las fotografías para el DNI de los habitantes de la localidad de la Sierra de Francia realizadas en 1967 dio pie a la muestra ya convertida en permanente «Retrata2 388», la cifra alude al número de retratos inicial, porque los vecinos expuestos se han duplicado ya de largo.Arte en el medio rural. Mogarraz constituye un ejemplo particular de arte en la calle. Instalación de retratos de Florencio Maíllo en MogarrazOtro anterior en el tiempo se encuentra en Serrada (Valladolid), que emprendió a comienzos de los 90 del siglo pasado el programa Cosecha y su Paseo del Arte, un museo de escultura y pintura al aire libre nutrido con colaboraciones de distintos artistas y que se extiende por todo el núcleo. Más recientemente, otros pequeños municipios han visto en estas manifestaciones artísticas no solo un modo de adornar sus calles, sino un reclamo para atraer visitantes. En Villangómez (Burgos) ya existe una ruta de los murales, con códigos QR incluidos, por las más de treinta obras diseminadas por la pequeña población (214 habitantes, según el INE) e inspiradas en la obra de grandes escritores de la literatura universal. Tubilla del Lago o Belorado son otras localidades burgalesas donde han proliferado las pinturas, en la última relacionadas con las tradiciones propias. Un recuento -por fuerza incompleto- de los lugares que han hecho un hueco en sus rincones a los murales lleva a Mucientes, en Valladolid (con una docena de motivos vitivinícolas y pájaros de Manuel Sierra); Boadilla de Rioseco y Villaherreros, en Palencia, o Santa Marta de Tormes, en Salamanca. Antes de que la pandemia encerrase también a los artistas, La Bañeza (León) había celebrado ya siete ediciones de su Festival Internacional Art Aero Rap, en el que el grafiti deja su huella por todo el municipio. En la misma provincia, la ciudad de Astorga cuenta en los muros de numerosos edificios episodios de su historia y tradiciones, un aliciente contemporáneo que convive con los reclamos de su catedral y el palacio episcopal de Gaudí. Proyectos en ciudades La Galería Urbana de Salamanca comenzó a gestarse con intervenciones centradas en puertas de garaje para ampliarse después a otros elementos del mobiliario urbano y fachadas. Desde 2013 esta exposición al aire libre ha sumado nuevas piezas a través de concursos para jóvenes creadores y ha dado color al barrio Oeste, para muchos ya un punto de interés turístico que se suma a la riqueza monumental de la ciudad del Tormes. Un festival multidisciplinar, Palencia Infame, incluye en su programa intervenciones para dar una nueva vida a espacios deteriorados en otra galería más a cielo abierto. También en el marco de un festival, Nuane, distintos espacios del centro de Soria se vistieron de color en 2019. Portón transformado en el Festival de Arte Urbano de La BañezaComo «proyecto de revitalización urbana» se desarrolla en Valladolid la iniciativa Distrito Vertical, con convocatorias a artistas que intervienen desde el centro a la periferia. Una de sus obras, «Khanya», de Manomatic, ha sido incluida en la lista de los 55 murales más bellos del año 2020 realizada por el portal especializado Widewalls. Zamora Variopinta propone un recorrido por 36 murales repartidos por toda la ciudad. Entre motivos diversos y guiños a su historia y tradiciones, rinden homenaje a artistas locales, como Delhy Tejero, Ramón Abrantes o Antonio Pedrero, y a sus escritores: León Felipe, Claudio Rodríguez o Agustín García Calvo. Un toque de color entre el románico en la ciudad amurallada, que ahora reclama también el título de «amuralada».

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