lunes, 26 de abril de 2021

El Chelsea, un muro antes de Estambul

Con la Liga cuesta arriba, tras los dos empates de la semana pasada ante Getafe y Betis, aparece la Champions para el Real Madrid como ese preciado comodín que solo los blancos saben utilizar tan bien. Pelearán los de Zidane por ambos títulos en este último mes de competición, pero la realidad dice que ahora mismo es mucho más accesible el torneo continental que el doméstico, donde además de tener la obligación de remontar dos puntos, debe batallar contra tres equipos y ninguno de ellos con la exigente distracción de la Champions. Bendita distracción, claro, desde el prisma blanco. El Real Madrid busca desde esta noche su quinta final de Champions en ocho temporadas, hazaña solo superada por el Madrid de Di Stéfano hace más de seis décadas. Para ello tendrá que apear del camino hacia Estambul al Chelsea, uno de los equipos más en forma en Europa, algo impensable hace solo tres meses. Entonces, con Lampard en el banquillo blue, el Chelsea deambulaba octavo en la Premier -a nueve puntos de puestos de Champions y sin ninguna opción de pelear por el título-, estaba eliminado de la Copa de la Liga y afrontaba con la etiqueta de aspirante el cruce de octavos de Champions ante el Atlético. De aquello, para fortuna de los seguidores del Chelsea, solo queda el mal recuerdo. Punto de inflexión El despido de Tuchel en el PSG, días antes al de Lampard, propició que el cambio en el banquillo inglés fuera menos traumático de lo que suponía prescindir de un mito del Chelsea que solo sumaba seis meses mandando Stamford Bridge. El clima dentro del vestuario era tóxico y la deriva sobre el verde demandaba otro capitán. Con Tuchel, el Chelsea ha logrado encontrar una identidad que nunca tuvo con Lampard, y ahí están los resultados en tan corto espacio de tiempo. Cuartos en la Premier, lo que ahora mismo le daría acceso a la Champions la próxima temporada, finalistas de la Copa inglesa tras apear al City en semifinales, y en semifinales de la actual Champions tras dejar en el camino a Atlético y Oporto. 21 partidos en total en los que en 16 la portería quedó a cero: «La clave es el compromiso. Mis jugadores están dispuestos a ayudar al compañero y a darlo todo en su posición. Sabemos que lo mejor para defender es la posesión, el bloque alto y estar bien colocados para evitar las transiciones. Estamos muy contentos con las estadísticas porque muestran que somos muy regulares», reflexionaba ayer el técnico germano. Kovacic será la única baja del Chelsea, mientras que el Madrid recupera a Kroos, pero no a Mendy, que se une a la lista de bajas ya consabida de Ramos, Valverde y Lucas Vázquez. Ausencias de peso en uno y otro bando, pero de ninguno de ellos se ha hablado tanto como de Danny Makkelie, el colegiado neerlandés que pitará el duelo de hoy en Valdebebas: «Confío al cien por cien en el arbitraje y en la UEFA. No creo que haya ventaja o desventaja por un discusión política. No entra en mi cabeza», razonaba Tuchel. «No creo que las palabras de Ceferin tengan influencia en la semifinal. Si pensamos que todo lo que están diciendo nos va a perjudicar, estamos jodidos. La liamos, entonces. Nosotros vamos a competir del minuto uno al noventa y el árbitro va a hacer su trabajo. No hay más», aseguró Zidane. Públicamente, ninguno de los entrenadores lanza ni un solo gramo de sospecha sobre el arbitraje, pero desde fuera a muchos aficionados les cuesta mantener la mirada limpia ante las continuas y graves amenazas del presidente de la UEFA. Entrevista tras entrevista, Ceferin insiste en que habrá consecuencias y sanciones para los doce clubes que fundaron la Superliga y, sobre todo, para Real Madrid, Barcelona y Juventus por su insistencia en mantener viva la llama de un proyecto que ha hecho tambalear los cimientos del fútbol europeo y mundial: «Es absurdo que nosotros no estemos en la Champions del próximo año», asegura tajante Zidane, enfadado con el elevado ruido alrededor de la eliminatoria y la hipotética exclusión del Madrid de la Liga de Campeones de la próxima campaña. Tuchel, crítico con UEFA La Superliga ha tenido una vida real corta, muy corta, pero sus tentáculos siguen ahí. En una semana en la que se juega la ida de las semifinales de la Champions -mañana hay un atractivo PSG-City en París-, los protagonistas continúan dándole vueltas a un proyecto que a pesar de no ir ya a ningún lado sí que ha agitado el avispero: «¿La nueva Champions? No me gusta y no estoy contento. Solo veo más partidos y con el calendario que tenemos es complicado que pueda estar entusiasmado. Todos los entrenadores y los jugadores van a tener la misma opinión. Liga de Naciones, Mundial de Clubes, selecciones... No es más calidad sino más partidos», explica Tuchel. Su mensaje a la UEFA se une al mandado estos últimos días por Guardiola, Klopp o el propio Zidane. Un tema es que la Superliga no haya salido adelante y otro es que eso convierta en idílico el nuevo formato de Champions, aprobado para comenzar en 2024. Varane, que esta noche capitaneará al Madrid, pide lo que en su día Luis Aragonés denominó como «la gran sentada»: «Estamos en un momento donde el fútbol se enfrenta a muchas preguntas y hay cosas por mejorar. Todos los actores tienen su palabra. El calendario es un tema complejo. Hay que hablar y que el mundo del fútbol esté unido». A la espera de ello, sobre el césped les toca debatir hoy a Madrid y Chelsea.

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