lunes, 12 de agosto de 2019

«Matahambre»: el dulce de Canarias que resiste al tiempo

En las islas Canarias se consume un dulce, aunque se menciona poco quizás por su nombre, que se llama, literalmente, «matahambre». Su nombre debe proceder por su facilidad para quitar el apetito en los periodos de descanso donde se precisa algo contundente en el estómago. Hasta hace pocos años se vendía de forma masiva en los alrededores de centros de enseñanza secundaria, antes institutos de BUP y COU. Hay fábricas industriales en las islas protegidas con aranceles de la UE y también pastelerías artesanales que lo siguen haciendo. Debe ser igual de antiguo com cuando daban pequeños paquetes de leche en polvo de Millac en centros de enseñanza de las islas. En Cuba o Miami el «matahambre» existe; pero tiene otro nombre: «masareal» y es algo parecido. Siendo un dulce tan popular en Canarias, ningún gurú ha lanzado una linea de matatambre en sus cartas. No ha generado ningún estudio sobre su origen y bastante «hambre» habrá quitado porque se sigue vendiendo. Hay un estudio en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y la alimentación entre mujeres embarazadas que lo cita. El profesor de Panadería y Bollería de Escuela de Hostelería de Las Palmas, José Palmés Guedes , que ha participado en el programa «Gran Canaria Me Gusta», afirma que este dulce es de Canarias y que «lleva masa de pasta hojaldrada o rellena con sobrantes de bizcochos y dulces; luego se cubren con masa y baña con chocolate cobertura». Lo del chocolate es algo opcional. Irmina Díaz-Froiz, autora de libros con productos de las islas y repostera titulada, afirma que este dulce le recuerda a «los viejos tiempos de mi época en el Instituto» y que «se puede hacer con restos de bollería o dulces que tengan en casa que se hayan quedado secos, pero en buen estado». La receta de Irmina Díaz-Froiz La repostera Díaz-Froiz, autora de la web «El Zurrón de los Postres» sugiere la elaboración de un matahambre donde sus ingredientes sean: 340 gramos de harina, 120 gramos de azúcar, 40 gramos de miel, 150 gramos de mantequilla sin sal, media cucharadita de levadura en polvo, una cucharadita de cacao en polvo, media cucharadita de canela en polvo y una pizca de sal. Para el relleno, un bizcocho de 400 gramos y una cucharada de cacao en polvo. Como cobertura: 60 gramos de chocolate y 10 gramos de mantequilla sin sal. Sobre cómo hacer la masa, Irmina Díaz-Froiz sugiere que en un bol se ponga «la mantequilla que deberá estar a punto pomada, con el azúcar y la miel, mezclamos, le añadimos la sal, el cacao, la canela y la harina con la levadura, integramos bien. Guardamos en una bolsa de plástico en la nevera unas horas o de un día para otro». Sobre el relleno: «desmenuzamos el bizcocho y mezclamos el cacao. Si estuviera muy seco se le pueden añadir un par de cucharadas de leche. Reservamos». Todo esto se precalienta en el horno a 180 grados. Acto seguido, se divide la masa en dos partes. «Estiramos una de las partes formando un rectángulo de 28x21, encajamos el molde hueco en la masa, ponemos en la bandeja de horno forrada con papel vegetal. Pinchamos con un tenedor y horneamos unos 15 minutos, dejamos enfriar» antes de «rellenar con el bizcocho desmenuzado y el cacao, igualando todo bien». inalmente, dejar enfriar sobre unas rejillas hasta cortar en rectángulos a modo de ladrillo.

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