
Es una batalla. Y cuando una renovación se ataca como una batalla siempre hay heridos. Y si se extiende en el tiempo, hay más daños inesperados. Lo malo es que esta batalla ya tuvo su primer combate hace seis años y los ejércitos se conocen demasiado bien. Y las consecuencias añaden un desgaste de relaciones personales que al final es decisivo. Sergio Ramos esperaba tener su futuro solucionado hace meses. Creía que tenía la sartén por el mango gracias a su rendimiento y pidió una renovación por dos años y más dinero. El Real Madrid le ofreció una temporada y, si mantenía su nivel, firmaría más adelante otra. El capitán se negó y dijo a Florentino Pérez que escucharía ofertas....
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