Tienen mayor facilidad para aprender, destacan en algunas materias por encima del resto, pero eso no siempre les garantiza el éxito educativo. Al contario, si no se detecta a tiempo que poseen altas capacidades y se trabaja de forma específica con ellos, este alumnado puede caer en el fracaso escolar por el aburrimiento que les suponen las clases ordinarias e, incluso, a menudo son víctimas de acoso en el colegio - «bullying»- o tienen temor a serlo, lo que dificulta su adecuado desarrollo académico. Para mejorar la atención a estos escolares es clave poder localizar los casos cuanto antes y en eso se esfuerza Castilla y León, con el empeño y el trabajo codo con codo de las asociaciones de padres y de la Junta desde hace cuatro cursos. Y se van recogiendo ya algunos frutos. En el curso 2016-2017, un año antes de que se pusiera en marcha el programa de detección de la Consejería de Educación en primero de Primaria, los casos contabilizados en las diferentes etapas educativas eran 734, mientras que en el 2019-2020, el último del que se tienen datos cerrados, esta cifra ascendía a 1.136 escolares, un 0,33 por ciento de los 347.000 estudiantes de Castilla y león. Un incremento del 54 por ciento que desde la Junta sí destacan , aunque no detallan con exactitud el aumento que ha supuesto el cribado en Primaria, puesto que también hay otros sistemas de detección en otras etapas. Por lo general, es el tutor el que se pone en contacto con las familias y el orientador del centro para realizar las pruebas que determinen si un alumno posee altas capacidades o no. Al menos el 2 por ciento Para las familias, el repunte sigue siendo «insuficiente» y hay quien lo califica de «irrisorio». Y es que, según sus cálculos, en Castilla y León al menos un dos por ciento de la población escolar está en ese apartado de altas capacidades -alumnos con un coeficiente intelectual superior a 130-. Es decir, unos 7.000 escolares, por lo que unos 5.900 están aún sin identificar. Pero el ritmo de detección sí ha aumentado en los últimos cursos -también lo destacan las asociaciones-, ya que, por ejemplo, en el curso 2013-2014 los estudiantes pertenecientes a este grupo registrados en la región eran 529, un 0,15 por ciento del alumnado, y tres cursos más tarde era de 734. Los padres habían peleado mucho porque se pusieran en marcha un sistema de detección precoz que ayudase a trabajar de la mejor manera con los alumnos de altas capacidades y desde la Consejería de Educación se escuchó su ruego. Así, se puso en marcha dentro del II Plan de Atención a la Diversidad en la Educación de Castilla y León 2017-2022 del cribado en el primer curso de Primeria -programa Detecta- para sacar a la luz los casos. Es de carácter voluntario para los centros y consiste en que los tutores rellenan un cuestionario sobre psicomotricidad, motivación, personalidad, creatividad, aprendizaje y lenguaje, tras el que, si se alcanza una determinada puntuación, es completado con otro test a las familias. En caso de que llegue a un registro determinado se pasa a hacer una prueba objetiva por parte del orientador y la evaluación psicopedagógica si todos los indicadores señalan a lo que antes se denominaba como alumnos superdotados. Mil participantes En el curso 2017-2018 tan solo se realizó un pilotaje, mientras que en el siguiente participaron 206 centros y 7.292 alumnos, de los cuales 85 -un 1,17 por ciento- fueron identificados como de altas capacidades. Durante el ciclo acádemico pasado, el 2019-2020, marcado por la pandemia desde el mes de marzo con la suspensión de las clases y el paso al sistema de educación a distancia, los resultados fueron similares. Prácticamente el mismo porcentaje detectado -un 1 por ciento-, aunque con un incremento en los colegios y los participantes, 281 y 9.912. «Todo lo que sea mejorar, está bien», reconoce Miguel de la Fuente, representante de la Asociación de Altas Capacidades de Castilla y León (Acylac), pero considera que el cribado se queda escaso en el sentido de que se realiza tan sólo en un curso de Primaria y que tiene carácter voluntario. «Se queda muy corto para todo lo que se podría hacer, como ampliarlo a todos los cursos», explica. Pero, además, considera que no existen datos «realistas». Por ejemplo, según los casos detectados, el porcentaje de alumnas con altas capacidades es de alrededor del 30 por ciento y el de los alumnos, el 70. «Los estudios demuestran que es una proporción mucho más similar y el programa de cribado no lo detecta», expresa. ¿El motivo? «Es complicado saberlo, pero creemos que en las mujeres se identifica menos porque quieren pasar más desapercicibidas y evitar, quizá, el bullying que a veces provocan estos casos», indica. Las asociaciones creen que solo se debe subir de curso si hay preparación emocional Ése es uno de los aspectos a mejorar, pero también la formación «escasa» de los tutores y orientadores, que ahora reciben un curso online, para identificar mejor y «sacar el talento». «Dependemos de la implicación personal de los profesores y, si se dan pautas de atención, en casi ningún centro se llevan a cabo», denuncia. Por ello, desde la asociación están trabajando en un curso «potente» que mejore las competencias del profesorado en cuanto a las altas capacidades. «Nosotros solo pedimos que se cumpla la ley, pero no hay medios ni formación», lamenta De la Fuente. Algo en lo que coincide la otra asociación regional que existe en el ámbito de inteligencias múltiples y altas capacidades, Imaccyl, con sede en Burgos, desde donde se están esforzando en ir a los centros y trabajar conjuntamente con la universidad para que los futuros docentes sepan cómo actuar y cómo trabajar con este alumnado. Como «irrisorio» tilda el porcentaje de detección que se ha conseguido en los últimos años en la región, teniendo en cuenta los porcentajes de niños con altas capacidades de los que hablan diferentes estudios -entre el 2 y el 10 por ciento de los escolares-, pero además, indica, que no basta sólo con cribar, sino que, una vez detectados, «se tiene que continuar con la atención a los casos» para que no aparezcan problemas en el futuro. «Si no hay un procedimiento para trabajar con ellos, el cribado no sirve de nada», recalca. Lo emocional Apuestan, además, porque se enfoque la materia desde un punto de vista «emocional» porque es un aspecto importante y exigen que se deje de lado una visión «arcaica» de las altas capacidades y, además de la definición legal, se tenga en cuenta que también forman parte de este grupo aquellos menores que destacan significativamente en una materia. Es en esos casos donde sí podría ser una medida adecuada subir de curso en alguna asignatura durante algunas horas, pero esa actuación siempre debe tener en cuenta si el menor está preparado desde el punto de vista emocional.
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lunes, 24 de mayo de 2021
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» Repunta en Castilla y León un 54% la detección de altas capacidades en los últimos tres cursos
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