Esta liga francesa podría escribirse como el comienzo de un cómic de Astérix y Obélix: «Toda la Galia está ocupada por los romanos… ¿Toda? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste todavía y siempre al invasor». La aldea de la literatura es en la realidad un equipo de fútbol del norte de Francia: el Lille, sorprendente campeón del torneo doméstico tras vencer este domingo al Angers (1-2). Igual que en el cómic se luchaba contra los poderosos romanos, enfrente del Lille está el megaproyecto del PSG, levantado estrella a estrella con los billetes cataríes. Han tenido que pasar diez años para que el Lille vuelva a hacerse con el título, impidiendo al PSG ganar su cuarta liga consecutiva. Toda una hazaña por diferentes motivos. Mucho ha llovido desde aquel último campeonato. Fue en la 2010-11, con un Lille que tenía a Hazard como figura y un PSG que en pocas semanas iba a ser comprado por un fondo de inversión catarí. Desde entonces, el conjunto parisino ha ganado siete de las diez ligas disputadas, enterrando bajo cientos de millones a todo aquel que osara discutir su hegemonía nacional. Solo el Montpellier en 2012, con el proyecto catarí todavía en primera marcha, y el Mónaco en 2017, también con una fuerte inversión detrás, fueron capaces de imponerse en el torneo de la regularidad. El Lille es el último de esta lista de insurrectos, a pesar de que sus opciones a principio de temporada se antojasen prácticamente nulas. Sirva un poco de contexto para poner en valor lo logrado por los norteños. El Lille tiene la cuarta plantilla con más valor de la Ligue 1 (297 millones) y es el campeón más ‘humilde’ de las cinco grandes ligas. Por comparar, la plantilla del PSG asciende a 828 millones, mientras que la del City, campeón de la Premier, a más de mil millones. Las del Bayern (841), Atlético (748) e Inter (619) también están muy por encima. Además, a diferencia de lo que ocurre con las boyantes arcas del PSG, en las del Lille asoman telarañas. El coronavirus empeoró su ya maltrecha economía y a finales de 2020, con el equipo en lo más alto de la tabla, se produjo un cambio en la propiedad para tratar de tapar el enorme agujero financiero. De poco habían servido las históricas ventas de Pépé (80 millones), Osimhen (70), Magalhaes (26) o Leao (24); la deuda, según se publicó, superaba los cien millones. El actual propietario es el fondo de inversión Merlyn Partners SCSp, a quien el título liguero, y los consecuentes beneficios económicos, no le puede llegar en mejor momento. Sin jugadores ‘top’ En lo deportivo, el Lille es un elogio a la constancia que incluso ha sorprendido a sus propios aficionados. «Es algo muy especial, sobre todo porque tenemos jugadores que nunca habían jugado en un equipo top. Es una pena no haberlo vivido en el campo», sostiene a este diario Pierre, un joven aficionado norteño. Y es que el Lille no solo no acusó las turbulencias en los despachos, que capeó con victorias sobre el campo, sino que aguantó la presión de un PSG que no tiró la toalla hasta la última jornada, con suspense incluido por el empate en casa en la penúltima fecha ante el Saint-Étienne. Al frente del equipo está Christophe Galtier, técnico que ha devuelto la gloria a la ciudad de Lille haciendo uso de un clásico 4-4-2 que ha dado como resultado uno de los equipos menos goleados de toda Europa (22 tantos en 38 partidos). Su trabajo ha sido excelente, exprimiendo al máximo a un grupo de jugadores que en septiembre soñaba, si acaso, con terminar en puestos europeos. Galtier, que dejará el club para ocupar el banquillo de un grande del continente, ha sabido mezclar a jóvenes talentos con ganas de reivindicarse -Botman, Jonathan David, Soumaré o Weah- con veteranos con hambre de hacer cosas importantes -Fonte, Bradaric o Yilmaz-. El caso del delantero turco, que a sus de 35 años se estrenó esta temporada en una liga ajena a su país, es especialmente significativo. Burak Yilmaz llegó gratis al club el pasado verano y sus 15 goles y 5 asistencias le han convertido en pieza esencial para los suyos y en toda una sensación de la Ligue 1. Otro padre de este título es Luis Campos, director deportivo que dejó el club con el cambio de dueños, pero que fue el encargado de diseñar la plantilla del Lille como antes lo había sido del Mónaco campeón. Mbappé, Lemar, James, Bernardo Silva, Martial o Fabinho son algunos nombres relacionados con su figura. Fue Campos quien, el pasado verano, acertó con los fichajes que armaron de nuevo un puzle que había perdido varias piezas esenciales. «Ha construido un equipo súper competitivo en el que cada jugador es complementario y los suplentes siempre suman. Yilmaz, Maignan, Fonte y André han sido los mejores. Además, los jugadores más experimentados han sabido compensar la juventud de aquellos que podrían haberse puesto nerviosos en los partidos claves», opina Pierre, que compara las celebraciones por el título con otras grandes fiestas que acoge la ciudad. «La gente está muy excitada», termina.
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