Llevo una lista de las vocaciones que ya nunca cumpliré. De esas profesiones que uno podría haber desempeñado si la vida no se hubiese ido por otro lado. A veces las saco y las vuelvo a imaginar y concluyo que el periodismo tiene algo de todas ellas: testimonios y una vocación perdida siempre divagando al fondo de cada columna. Si por mí hubiese sido, a los quince años me habría alistado mosquetero, o habría rezado para ser Papa e incluso Gregory Peck en Vacaciones en Roma. Cualquier trabajo de los dos con tal de cruzar cada mañana junto al Tíber. Alatriste en Sevilla, Ruano en Sitges, Umbral sin la muerte de un hijo, Raúl del Pozo con su granado. Me... Ver Más
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