
No es un tipo acostumbrado a protagonizar escenas subidas de tono, pero cuando se le hincha la vena no suele reprimir sus instintos. El domingo, a Zidane se le acumuló la sangre y estuvo a punto de estallar. El hombre tranquilo acudió al encuentro de Martínez Munuera para pedirle explicaciones por lo que había ocurrido minutos antes. El colegiado, en un tono cordial, le explicó que el brazo de Militao estaba muy extendido y que no había tenido más remedio que señalar penalti. No le convencieron sus explicaciones a Zidane, que al igual que el resto del vestuario blanco y de la mayoría de aficionados, se ha perdido hace tiempo entre lo que es y no mano dentro del área....
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