Hace una semana, Pedro Sánchez proclamó en una declaración solemne que había mantenido una conversación con «el principal líder de la oposición», Pablo Casado , para informarle de la situación en Ceuta, y aseguró que seguiría en contacto con él hasta que se recuperase la total normalidad en la frontera. En Génova, sin embargo, aseguran que no ha vuelto a haber ninguna comunicación entre ambos y acusan a Sánchez de rechazar una vez más la mano tendida que le tendió Casado cuando le llamó el martes, 18 a primera hora de la mañana. «He mantenido una conversación con el principal líder de la oposición, Pablo Casado, al que he informado de la situación, como seguiré haciendo hasta que la tranquilidad haya vuelto definitivamente a Ceuta y a su frontera», aseguró Sánchez en La Moncloa, en una declaración institucional con motivo de la crisis migratoria en Ceuta. Al día siguiente, el presidente del Gobierno y el líder del PP tuvieron un encontronazo en la sesión de control del Congreso y el posible entendimiento saltó por los aires. Allí, Casado apuntó al Gobierno de Sánchez como responsable de la crisis con Marruecos, aunque después subrayó que la 'culpa' era de Rabat. La falta de comunicación entre Sánchez y Casado ha sido constante a lo largo de toda la legislatura, con llamadas muy puntuales y esporádicas. La falta de acuerdo ha sido la tónica general, algo de lo que se culpan ambas partes. En el caso concreto de la inmigración, fuentes de la dirección nacional del PP subrayaron que la lealtad de Casado con el Gobierno de España es muy superior a la de los socios de Sánchez. Y lo justifican así: «Puigdemont dice que Ceuta y Melilla no son españolas, ERC promete la independencia de Cataluña, Podemos pide un referéndum en el Sahara y Bildu expulsar al ejército. Pero para Sánchez la culpa de este caos no es de sus socios sino del PP. Es más leal la oposición que su Gobierno». En el viaje a Ecuador para asistir a la toma de posesión del presidente electo, Guillermo Lasso, Casado ha tenido ocasión de coincidir y hablar con la ministra de Exteriores, Arancha González Laya. Pero la línea con Sánchez sigue cortada. Ayer, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, aprovechó una concentración en defensa del trasvase Tajo-Segura en Madrid para acusar a Sánchez de convertir «todo lo que toca» en caos y enfrentamiento, y como ejemplos puso el estado de alarma, el uso de la mascarilla, el plan B jurídico y la crisis de Ceuta. Frente a esa actitud, los populares reclaman la búsqueda de consensos en políticas de Estado. La realidad es que esa falta de comunicación imposibilita los acuerdos. En Génova se quejan de que el único pacto que parece interesarle a Sánchez es el de la renovación del Poder Judicial, que sigue bloqueada al no aceptar el Gobierno la exigencia de Casado de sellar un compromiso por la independencia judicial. En el resto de asuntos, los puentes están rotos.
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