Los que hablan

Hace unos días alguien me acusó de «preocuparme demasiado por todo». La diatriba defendía un «laissez faire, laissez passer» en versión Tierra de Campos. No es que me preocupe que una ley intente aproximar la dignidad animal -supongo que incluidas las arañas- a la dignidad de las personas, lo que me preocupa es que, a la vez, se intenta discriminar la dignidad del vecino por ser distinto hasta convertirlo en digno merecedor de la guillotina. ¿Se imaginan que alguien dijera que van a guillotinar a un perro? Muchos responderían que es una salvajada -que lo es- pero aplaudirían si el mismo patíbulo estuviera reservado a un monárquico o a un perroflauta. El lenguaje tampoco podrá modificarse a base de decretos... Ver Más

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