La pereza del Real Madrid

Decía Isco el lunes, ejerciendo de escudo de Lopetegui, que si echaban al técnico vasco los tenían que echar a todos. 36 horas después, debió pensarse mejor sus palabras, porque poca mano le echó al vasco con su enfado tras ser cambiado en el minuto 55. Pero volvamos a la esencia de su reflexión, a la que no le falta razón. En una situación límite como la de anoche, dolía a la vista la pereza de algunos futbolistas que todavía no se han dado cuenta esta temporada que al fútbol del siglo XXI se juega con generosidad, o eres equipo muerto. Es el Madrid una máquina de recibir ocasiones, esté delante el Atlético, el Sevilla o el Viktoria Plzen, da igual el nivel del rival. Pero si se entretienen en escudriñar los desajustes tácticos, no llegarán al embrión del problema: actitud. El compromiso defensivo de todo el colectivo, las ayudas al compañero y el sudor se empieza a echar demasiado de menos. Si el Madrid ha ganado cuatro de las cinco últimas Champions es, en buena parte, por una unión sin grietas hoy ausente. Los laterales dejan demasiados espacios a la espalda, los interiores no corren hacia atrás y los atacantes presionan sin sentido. El resultado es un equipo partido y largo entre líneas antes del descanso. Una alfombra roja de espacios para los contrincantes, que con poco llegan al área blanca. Una fábrica de zozobra que aumenta la ansiedad de un equipo que juega con grilletes y que ni siquiera es capaz de tener una noche tranquila ante un equipo tan menor como el Viktoria Plzen. Centrado el debate en la falta de gol, que es real como ayer quedó nuevamente comprobado, se ha puesto la venda en el área propia, donde el Real Madrid es una caricatura. 15 goles recibidos en 13 encuentros. Solo Keylor se salvó anoche de otro floja actuación, con una parada decisiva con empate a cero, apenas sesenta segundos antes del gol de Benzema. Hay demasiados madridistas que se preguntan qué ha hecho el costarricense para perder su estatus de titularidad. No hay méritos en la hoja de servicios blanca de Courtois para justificar la rotación en la portería. El tanto de Karim, por rescatar algo positivo, le aúpa hasta la cuarta plaza de máximos goleadores en la historia de la Champions. 57 dianas del delantero galo, por las 56 de Van Nistelrooy. Por encima quedan Raúl (71), Messi (105) y Cristiano Ronaldo (120). Curiosamente, en este top cinco, cuatro futbolistas han jugado en el Real Madrid. Un bonito dato que no tapa otro partido de pánico en el Bernabéu, que corta por fin la negativa racha de los blancos (no ganaban desde hace el 22 de septiembre), pero que confirma que muchos jugadores tampoco se merecen ir al Camp Nou.

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