
«Sabía lo que quería, no sabía exactamente cómo iba a pasar». Es una frase de la declaración que hizo el miércoles en la Audiencia de Guadalajara Patrick Nogueira, a quien se juzga por los asesinatos de sus primos y sus tíos en Pioz. Todo su relato transmitía la misma emoción que un pez inmóvil en su pecera y eso que narró una infancia de niño solo, al que llamaban «maricón» en el colegio, y semialcoholizado, desconocida hasta ahora y que no ha corroborado –todo lo contrario– ninguno de los testigos. «Ha debido omitir el 90 por ciento del resto de declaraciones», le espetó Alberto Martín, uno de los abogados de la acusación, sorprendido por las novedades introducidas (es la tercera vez que declara en sede judicial). La fiscal, Rocío Rojo, señaló tras escucharlo:«Tiene un shock seleccionado por él... ahora recuerda, ahora no... no le interesa recordar si iba corriendo detrás de su prima Carolina de cuatro años ni cómo mata a su primo David, de uno y medio». Ante el Jurado –siete hombres y dos mujeres–, el brasileño que está a punto de cumplir 22 años, exhibió una imagen de chico modoso y algo desvalido tan de diseño como una campaña publicitaria. Y esa imagen se encandenó con su declaración completa al servicio de la estrategia de defensa. Las imágenes que vio el Jurado El Jurado encara el reto de decidir si Nogueira es un especimen psicópata que en una actuación «fría, calculada y premeditada» –como calificó la fiscal– asesinó a sus primos y tíos, los descuartizó y ocultó en bolsas triples selladas con cinta americana; o bien están ante una persona que tiene «un daño cerebral que predetermina su conducta», en palabras de su abogada Bárbara Royo. Ese daño neuronal, según la teoría que pretenden demostrar, le provocaría una merma en sus facultades. «Una persona con un cerebro normal no podría haber cometido esos crímenes y luego enviado esos mensajes terribles», concluyó la letrada. La defensa es consciente de que por más que Nogueira se presente como un producto de su infancia-adolescencia con apariencia de estudiante aplicado, el Jurado ya ha visto en dos ocasiones imágenes que hacen temblar, llorar y desfallecer: cadáveres desmembrados, irreconocibles y él mismo posando con ellos como si se tratara de una paisaje que merece ser retratado. Y mensajes de whatsapp que la fiscal calificó como «más terroríficos» aún; una ristra completa de palabras sádicas en las que se burla de cuatro seres humanos que además eran de su sangre y que además había convivido con ellos. «Qué risa, los niños no corren cuando les voy a matar, los niños se agarran entre sí», leyó la fiscal poniendo un nudo en la garganta del Jurado y de la Sala. De ahí que en su declaración, Nogueira no hiciera la menor referencia ni a los niños ni a los mensajes ni a nada que destroce la débil línea que le separa de la prisión permanente. El Jurado conocerá todos los mensajes que Patrick mandó a su amigo brasileño: «Voy a comer un sándwich de atún que me lo he merecido», le dijo tras varias horas contándole su carnicería mientras el otro lo animaba. Dice uno de los abogados que no llegó a enterrar los cuerpos porque podía hacer ruido y porque el suelo era de cemento. «No queremos venganza. Pero Patrick hizo lo que quería y quería lo que hizo», reiteró. Entre la prisión permanente y los 25 años de su defensa Planificó los asesinatos, no fue un arrebato La fiscal y las acusaciones sostienen que planificó fríamente los crímenes: compró el cuchillo, las bolsas y la cinta americana; tras descuartizar los cuerpos; limpió, fregó, se duchó, comió y se echó a dormir. Al día siguiente se llevó una sábana, las toallas y el teléfono de su tío. Se deshizo de las pruebas. Entre la prisión permanente y los 25 años de su defensa Las acusaciones y la Fiscalía piden que se le condene por cuatro delitos de asesinato a prisión permanente revisable. Su defensa solicita 15 años por los dos asesinatos de los niños y diez por los dos homicidios de sus tíos. Pide que se le aplique una eximente incompleta. «Ni loco ni psicótico; tiene un daño neuronal» Su defensa sostiene que sufre un daño neuronal que predetermina su conducta. «No es un loco ni tuvo un brote psicótico; tiene sus facultades volitivas y cognitivas mermadas». «Es un psicópata; no tiene enfermedad mental» La Fiscalía señala que «no tiene ninguna enfermedad ni patología. Es un psicópata. La psicopatía no es una enfermedad mental. Si acredita la defensa eso será premio para Patrick; ya no será prisión permanente revisable». «Me he sentido un tonto de mierda» Patrick no contó por qué asesinó a sus tíos y a sus primos, pero sí dejó claro que se sintió un «tonto de mierda» con la «putada» que le hizo su tío Marcos. Asegura que le dijo que lo dejó tirado y no lo quiso llevar a vivir con él a Pioz. Le acusó, sin ninguna prueba, de haberle robado dinero y de haberle amenazado con denunciarlo a Extranjería si no le daba 6.000 euros.
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